Javier Duarte y Roberto Borge transitaron senderos paralelos y el final de ambos fue similar: terminaron en medio de escándalos de corrupción y violación a los derechos humanos, aunque hasta el momento ha corrido con más suerte el quintanarroense.

Dicen que las comparaciones son odiosas, pero no se puede decir lo mismo de Miguel Ángel Yunes y Carlos Joaquín, que han tenido comienzos diferentes, a pesar de las coincidencias, en particular acerca de la corrupción de sus predecesores.

Del arranque de Yunes Linares destacarían, entre tantos y tantos temas, que con un trabajo coordinado con la PGR se ha logrado recuperar mil 250 millones de pesos de los saqueos de Duarte y el inicio de los procedimientos penales contra el ex gobernador Fidel Herrera -como sería el equivalente de Félix González Canto con Roberto Borge-, al que acusa de ser “artífice de la mafia que saqueó Veracruz”.

En cambio, el nuevo gobierno de Quintana Roo ha optado por el incremento de impuestos y derechos para atenuar el desastre financiero dejado por Borge y apenas ha deslizado que Félix González Canto habría incurrido en irregularidades en el manejo de créditos por 7 mil millones de pesos contratados en un solo año, en 2010.

Por lo menos, Yunes llegó con parte de la tarea avanzada y ya va con todo contra Duarte y Fidel. En Quintana Roo, en lo único que hay certidumbre es que no se sabe nada de nada

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