Por Hugo Martoccia

Las elecciones de 2018 comienzan a aparecer en el horizonte, y los políticos locales se están agrupando en dos corrientes: unos buscan refugio en el monumental presupuesto de Benito Juárez y en la exitosa estrategia de entrega de reparto de despensas del Partido Verde, y otros van por los votos de Morena y Andrés Manuel López Obrador, imbatibles en las elecciones federales en el estado.

El tabasqueño ha ganado las elecciones federales en 2006 y 2012, con alrededor del 40 por ciento de los votos en cada elección. Pero, además, su principal fuerza electoral está marcada por límites municipales muy codiciables. Ambas veces ganó en Benito Juárez, Solidaridad y Othón P Blanco.

La última elección en Benito Juárez la ganó por 40 mil votos; en Solidaridad logró el 50 por ciento de los sufragios, y en Othón P Blanco más del 40 por ciento. En los dos primeros casos, logró más votos que los alcaldes que ganaron en 2016.

Además, es muy competitivo en Felipe Carrillo Puerto e Isla Mujeres, en los cuales ganó en 2006, y también en Cozumel.

No es gratuito, en ese sentido, que todas las semanas se conozcan nombres de priistas con intención de recalar en Morena, en busca de ese enorme caudal electoral que hoy solo reconoce electoralmente a su líder nacional.

Ya se han anotado en esa lista Arturo Castro, José Luis ‘Chanito’ Toledo Medina, Gabriel Mendicuti, y Eduardo Ovando, entre otros.

De ese modo, dos partidos no tradicionales se preparan para convertirse en los principales contendientes para las elecciones de 2018. El Verde Ecologista (que se fagocita poco a poco al PRI local) y Morena, se han convertido en el objeto de los deseos de todos los políticos.

La estrategia verde

Cada uno de estos partidos ha cobrado relevancia con sus propias armas. El Verde dispondrá desde 2017 de más de mil millones de pesos extras para lanzar la campaña del alcalde de Cancún, Remberto Estrada, hacia su destino político inmediato: la senaduría o la reelección.

Alrededor de 10 días atrás, el Cabildo aprobó para Benito Juárez un presupuesto de 3 mil 108 millones de pesos, que son casi 430 millones más que en 2016. Gran parte de ese aumento se financia con el alza del Impuesto sobre la Adquisición de Bienes Inmuebles (ISABI) que se autorizó en el Congreso, y que representará alrededor de 200 millones de pesos adicionales para este año.

Pero además de ese recurso, hay casi 150 millones de pesos de fondos federales para seguridad pública, y 530 millones de pesos que el Congreso de la Unión destinó al municipio para diversas obras.

 Sumando todos esos conceptos, Remberto Estrada tendrá 1100 millones de pesos más que en 2016 para gastar. Y la forma de efectuar ese gasto es la acostumbrada: la obra pública que se pueda, y el resto en una coordinada estrategia de despensas y brigadas verdes, con mucha presencia en las calles.

 La semana que pasó, integrantes de Morena denunciaron la licitación de 16 mil roscas de reyes por parte del municipio, y dijeron que de acuerdo a sus cálculos, cada mes el gobierno municipal reparte hasta 60 mil despensas.

 Esa es la forma que Remberto Estrada ha decidido para consolidar su candidatura en 2018, ya sea a un lugar en el Senado, o para reelegirse como alcalde. 

La fuerza de AMLO

Por su lado, al tratarse de elecciones locales concurrentes con la elección por la Presidencia de la República, cobra especial importancia la carismática figura de López Obrador, imbatible en las elecciones que ha protagonizado en Quintana Roo.

Los datos duros son impactantes. En números totales, AMLO ganó la elección de 2006 con casi 148 mil votos, contra 111 mil del PAN. 38 contra 29 por ciento.

En 2012, el tabasqueño logró 226 mil votos contra 179 mil del PRI. 42 contra 33 por ciento. Hasta el momento no hay señales de que esa tendencia haya cambiado, más bien todo lo contrario.

El interés de los priistas por Morena en algunos municipios puntuales también tiene que ver con números. En 2006, López Obrador logró el 42 por ciento de los votos en Solidaridad, con 14 mil 300 sufragios. Atrás llegó el PRI: 10 mil 700 votos, o el 31 por ciento.

Seis años después, los números fueron de 36 mil 500 contra 23 mil; otra vez de López Obrador contra el PRI, esta vez 20 por ciento arriba.

Si tomamos en cuenta que la pasada elección Cristina Torres ganó en ese municipio con 25 mil 600 votos, queda claro porque hay tanto interés por la candidatura de Morena en 2018.

En Cancún ha sucedido algo similar. En 2006 López Obrador logró 76 mil votos contra 57 mil del PAN. 43 contra 33 por ciento. En 2012 repitió: 106 mil votos contra más de 67 mil del PRI.

Remberto Estrada ganó su elección con 96 mil votos contra 57 mil de Julián Ricalde.

La presencia de AMLO también se extiende a Othón P Blanco, donde en 2006 alcanzó algo más de 28 mil votos, ganándole por unos pocos cientos al PRI, y en 2012 logró 45 mil contra 40 mil del entonces candidato del PRI, Enrique Peña Nieto.

En esa misma elección, logró entre 10 mil y 12 mil votos tanto en Cozumel como en Felipe Carrillo Puerto, quedando a cinco mil del PRI. En Carrillo Puerto había ganado en 2006 con 13 mil votos.

En estos casos, debe decirse, López Obrador aglutinó a todas las fuerzas progresistas y de izquierda. Algo que quizá no suceda en este caso, si el PRD se mantiene alejado de su ex líder.

Pero más allá de las siglas, sin duda es el propio candidato quien tiene la mayor aceptación en el estado. Ese efecto arrastre que podría generar, se ha convertido en el objeto más deseado de los huérfanos del PRI, cuyo partido está en una profunda crisis, tanto local como nacionalmente. (Noticaribe)

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