Por Hugo Martoccia
PLAYA DEL CARMEN, MX.- Algún día iba a suceder. No había otra posibilidad en esa zona liberada en que se ha convertido la noche en Playa del Carmen. Dos grupos rivales se enfrentaron por la venta de drogas en la fiesta de música electrónica BPM en el bar Blue Parrot, y el saldo fue cinco muertos y la peor publicidad del mundo para la gema turística del estado.
La historia oficial de la Fiscalía General del Estado habla de un enfrentamiento entre particulares. La realidad, según lo comentan los propios policías asignados al lugar, es que un grupo de vendedores de drogas de otra zona quiso compartir ese mercado cautivo y redituable. En estos menesteres, se sabe, ese tipo de diferencias se arreglan a balazos.
Los ‘foráneos’ llegaron desde La Catrina, un bar cercano en la Calle 8, y quisieron vender su mercancía. Las versiones ahí se entremezclan. ¿Era su zona para vender? ¿Quisieron meterse en una zona que no era propia? ¿O vinieron directamente a atacar? Como sea, unos minutos más tarde hubo disparos, pánico, corridas, y cinco muertos.
Todas las versiones que circulan son inquietantes. Nadie sabe, por ejemplo, porque los guardias de BPM, extranjeros, estaban armados. O porqué la mayoría de los muertos son guardias o gente del staff de BPM, como si directamente los hubiesen buscado a ellos.
La Fiscalía del estado no lo sabe, según reconoció su titular Miguel Ángel Pech Cen. Como tampoco sabe que ahí se venden drogas. Los policías tienen su propia versión.
“Nadie controla allí dentro si hay gente armada; en este lugar siempre ha sido así”, dice un policía municipal. ¿Por qué no controlan? “Si no nos llaman no podemos venir, no alcanza la policía para toda la ciudad”, explica. ¿Es una zona liberada en manos de extranjeros, entonces? “No sé, eso no puedo decirlo”.
La Seguridad Pública es quizá el punto más flojo de la gestión municipal de Cristina Torres. Hay una sensación de anarquía y descontrol de la noche y las calles en Playa del Carmen. En todos los ámbitos. Todos los poderes fácticos del municipio tienen más poder que el Ayuntamiento.
Las fiestas del Blue Parrot no son nuevas. Ni siquiera lo son los conflictos. Las fiestas de BPM, que van por su décima edición, siempre han sido foco de conflictos. Se venden drogas clásicas y mucho más las drogas de diseño. Las cientos de botellas plásticas de agua aún diseminadas por el lugar lo atestiguan.
No es el único lugar en el estado, en México o en el mundo, en que esto sucede. Pero aquí nunca, por supuesto, se había vivido la barbarie de este la madrugada de este lunes.
La alcaldesa Cristina Torres, luego de los hechos, pidió que no se realice ningún evento más de estos. Y también dijo que hay que replantear los sistemas de control en accesos a bares y discotecas.
La teoría del tirador solitario
La versión de la Fiscalía sobre un tirador solitario que se enojó con una persona adentro del lugar y comenzó a disparar es, al menos, dudosa.
Veamos el reparto de heridos. Un hombre tiene una bala en el hombro; otro en el brazo derecho; una mujer recibió “múltiples impactos de bala”. Además hay otros heridos con balas en el ojo, en la espalda, en el glúteo, en el brazo izquierdo, en la cintura, en el brazo derecho, en ambos brazos, en las muñecas. Y están los muertos, todos guardias de seguridad del evento… parece demasiado para un ‘Rambo’ caribeño.
Parece, en realidad, un enfrentamiento de bandos rivales que dispararon al menos 27 balas entre ellos y a la multitud.
El resultado, según un turista belga que estaba en el lugar, fue que las personas comenzaron a correr desesperadas hacia alguna salida. Solo estaba la puerta de enfrente, la de la calle 12, porque atrás había un vallado que impedía la huida hacia la playa, que es en realidad una zona rocosa.
La historia trágica contará que también hubo una muchacha que saltó la valla hacia la playa inexistente y fue aplastada por lo demás que huían. Hay huellas de su sangre en las piedras. Es una suerte de mancha histórica para esta ciudad, que apenas comienza a comprender la magnitud de lo que ha sucedido.
Hoy los turistas toman fotografías del lugar; una pareja polaca hace su propio vídeo de la tragedia, como el registro macabro de unas vacaciones soñadas. El turista belga dice que están acostumbrados al terrorismo en su país, y sabían que acá había guerras entre bandas de narcotraficantes, pero pide paz para todos. Más allá, un muchacho parece rezar, con una botella de agua en la mano.
A unos pocos metros del Blue Parrot, los turistas de Playa del Carmen ya han olvidado o ni siquiera conocen la tragedia. Las portadas de los diarios del mundo se encargarán de que el frágil mercado turístico conozca las noticias.
Aquí, las autoridades estarán buscando un nuevo escándalo urgente y banal que reemplace a lo importante. (Noticaribe)