Los números abruman. Las dos ultimas elecciones para Presidente de la República en el estado han tenido un ganador absoluto: Andrés Manuel López Obrador. Las encuestas actuales multiplican la codicia de la política local. La preferencia electoral del líder de Morena sube como espuma en un contexto nacional hecho a su medida. La política quintanarroense ha decidido no quedarse afuera y ha hecho de Morena el objeto de todos sus deseos.
La danza de nombres al partido de AMLO va mucho más allá de Eduardo Ovando. La delegada de Sedesol, Marybel Villegas y el diputado federal José Luis ‘Chanito’ Toledo Medina, ya caminan como candidatos de ese partido. Otros, como el polifuncional Gabriel Mendicuti, sueñan con tener esta vez un destino electoral. Hay quien, fiel a su estilo, prefiere orquestar desde la sombra el desembarco de aliados a ese partido. Es Félix González Canto.
Van algunos datos, suficientes para entender el porqué de tanto interés. En 2006 AMLO ganó con el 38 por ciento de los votos la elección presidencial en el estado. En 2012 ganó con el 42 por ciento, más de 220 mil votos.
En ambas elecciones ganó en Cancún, Solidaridad y Othón Pompeyo Blanco. Ganó en 2006, cuando el gobierno de Félix González estaba en su mejor momento, con un festival de recursos federales para levantar al estado luego del huracán Wilma. Y ganó en 2012, cuando la oposición en el estado estaba reducida a su mínima expresión, y Enrique Peña Nieto se convertía en presidente del país. Ha ganado ante cualquier condición.
Un solo ejemplo. En esa última elección, tan solo en Cancún logró 106 mil votos. 10 mil votos más de los que hicieron alcalde a Remberto Estrada 4 años más tarde. También sacó más votos que Cristina Torres en Solidaridad.
Morena es, que se entienda, Andrés Manuel López Obrador. En el contexto electoral, que es el que se mira, un candidato que no le reste votos es un candidato ganador. Lo otro son los recursos para sostener una campaña, y ahí es donde los potenciales candidatos mostrarán sus cartas y ganarán sus espacios.
La renuncia al PRI de Eduardo Ovando, con destino a Morena, es apenas el inicio de una extensa peregrinación tricolor y de otros partidos hacia la nueva Meca. Ovando nunca fue el activo electoral que presumió, pero si fue un activo político importante en el PRI. Quizá el tricolor no pierda tantos votos como densidad política con su renuncia.
El caso de ‘Chanito’ y Marybel es diferente. Ambos son activos electorales fuertes. Hay quien dice, en el PRI, que ‘Chanito’ era invencible en las encuestas como candidato a gobernador. Es, además, un político hábil. Fue uno de los primeros que supo entender que, después del 5 de junio, Roberto Borge y Félix González eran el pasado. Y había que alejarse de ellos.
Lo de Marybel Villegas transita por otros caminos. Ha pasado por casi todos los partidos políticos del estado, lo cual hace que se la señale por una supuesta debilidad ideológica. Nunca, sin embargo, dejó de estar en campaña para ser alcaldesa de Cancún. Se supone que ahí está su fuerza.
Cualquiera de estos tres políticos puede ser señalado por su pasado reciente. Todos tuvieron que ver, de una u otra manera, con Félix González y Roberto Borge. Pero la memoria colectiva en tiempos electorales suele ser selectiva. A eso apuestan.
Como una sombra, detrás y al costado de todos ellos, y de muchos más, aparece Félix González Canto. Hábil para estos entuertos, el ex gobernador impulsa a priistas a desembarcar en Morena. El senador sueña con un destino múltiple; quedarse o al menos participar a tres puntas: en los restos del PRI, la ascendencia del Verde Ecologista, y la aparición de Morena.
No sería, en rigor, algo nuevo. No hay partido político opositor al PRI en el estado que en estos últimos 11 años no haya estado, en uno u otro momento, o quizá en todos, operado por Félix González o Roberto Borge. Todos, algunas vez, les sirvieron de comparsa.
Habrá que ver si Morena puede escapar a ese destino infame.