MONTERREY, MX.- La liberación del tope de jugadores mexico-americanos genera una competencia tan desproporcionada que afecta a toda la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), porque este factor provoca el riesgo de que algunos equipos desaparezcan, estima Roberto Magdaleno Ramírez, presidente adjunto de Sultanes de Monterrey.

Con la oposición de un grupo de equipos, en la temporada pasada se acordó que se permitiera la contratación irrestricta de jugadores naturalizados, conocidos como pochos, lo que ocasionó que algunos clubes, principalmente los de mayor poder adquisitivo, armaran trabucos para mantener el liderazgo de la Liga.

Estos equipos eran tan poderosos que manifestaron una notoria diferencia desde el arranque.

Por esa causa, alrededor de cinco equipos sin posibilidad pecuniaria para pagar refuerzos extranjeros quedaron sin posibilidades de play offs a la mitad de la temporada. Eso ocasionó que la afición, desencantada, dejara de ir a los estadios, lo que comprometió los ingresos de los clubes y sus costos de operación.

Este hecho se sumó al respaldo cada vez más restringido que los gobiernos de los estados dan a los equipos por la crisis financiera y su necesidad de ahorrar recursos.

Entrevistado antes de la álgida reunión que ayer tuvieron los dueños de clubes en la Ciudad de México, Magdaleno señala que en el origen de esta crisis que enfrenta la Liga está Alfredo Castillo, director de la Comisión Nacional del Deporte (Conade), quien operó para que al interior fuera aceptada la propuesta de un grupo de directivos que querían liberar el cupo de pochos.

El funcionario alegó que la disposición era un deseo del presidente Enrique Peña Nieto, e inclinó la balanza a su favor. La recomendación presidencial no pudo ser comprobada por algunos directivos de la Liga.

Grandes diferencias

Desde hace años la LMB de verano permitía en su sistema de competencia la contratación de cinco extranjeros y un mexico-americano o naturalizado. Posteriormente, en la Asamblea de noviembre de 2015, antes de arrancar la temporada de este año, se pidió ampliar el cupo de esas plazas, lo cual, luego de una negociación entre los presidentes, terminó en seis extranjeros y tres naturalizados.

El propósito era hacer una Liga más competitiva y ofrecer a los aficionados un espectáculo de mayor calidad.
Magdaleno Ramírez recuerda que en una reunión posterior, en diciembre de ese año, fue presentada una propuesta originada directamente de la Conade, que demandaba liberar el ingreso irrestricto de mexico-americanos, naturalizados, nacionalizados o pochos, debido a que todos, por tener padre, madre, hijos o esposa mexicanos, eran constitucionalmente compatriotas. Es decir, no se les debía restringir su derecho a trabajar en el país.

El debate sobre el tema al interior de la Liga estaba ensombrecido por la incertidumbre, pues los dueños no tenían certeza de que la petición de mandatario fuera verdadera, explica el presidente Ejecutivo de Sultanes.

“Nos argumentaron que esto era una inquietud y un deseo del presidente Peña Nieto. Hubo muchas discusiones, pero, como nos lo plantearon, no sabíamos si era cierto lo del presidente de la República. No estuvimos de acuerdo y se manifestó ahí en la Asamblea, pero como la propuesta venía del presidente, pues se aceptó la situación”, reconoce el directivo.

Magdaleno supone que Castillo aceptó la liberación de los naturalizados porque tenía cercanía con los directivos de Toros de Tijuana, que fueron los que más impulsaron esta medida. De su lado también estaban los clubes de Vaqueros de La Laguna y Leones de Yucatán.

“Creemos que esto ocurrió porque Castillo tenía una relación muy estrecha con la gente de Tijuana, y estamos seguros que ellos le solicitaron presionar con esa posición”, señala el veterano directivo, quien tiene ya casi 30 años ligado a Sultanes.

Al analizar los resultados deportivos de la temporada pasada, observa que fue un error permitir el arribo indiscriminado de naturalizados, pues se rompió el equilibrio entre los equipos. Puebla se proclamó campeón en 2016 al derrotar en la final a Tijuana. Los dos fueron de los equipos que firmaron más jugadores no nacidos en México, junto con Laguna.

Magdaleno expresa que ahora Sultanes busca que se concilien los aspectos de desarrollo de jugadores, ingresos para los empresarios y espectáculo a los aficionados, pues urge que los equipos operen con un modelo de negocios exitoso que a todos les ayude a prosperar.

En las últimas temporadas y en el futuro inmediato, dice, el beisbol profesional mexicano enfrenta un panorama adverso, debido a que numerosos equipos son respaldados por entidades oficiales, como gobiernos estatales que cada vez cierran más el flujo de recursos.

“Actualmente la situación del beisbol está completamente negativa, porque muchos equipos son de gobiernos que ya no tienen facilidad para apoyar o subsidiar a equipos de cualquier deporte. Ha habido organizaciones que nos han apoyado abiertamente, pero en esta problemática económica que hay en el país, ya no vienen los apoyos y esto desencadena serios riesgos de algunas plazas donde los equipos pueden desaparecer”, menciona.

Una fuente cercana a la presidencia de la LMB comentó que los equipos que más flujo de recursos han recibido de los gobiernos, hasta la temporada pasada, son Quintana Roo, Campeche, Tabasco, Ciudad del Carmen (ahora Durango), Veracruz y Aguascalientes.

Reynosa recibía apoyos oficiales del municipio en una proporción minoritaria y era sufragado por un grupo de empresarios, pero debido a sus malos resultados, la afición dejó de acudir al estadio. La directiva tuvo que entregar el equipo a la Liga, que analiza dónde colocarlo.

“El beisbol está en una situación de vulnerabilidad, porque nos preguntamos qué va a pasar con esos equipos que han sido históricamente subsidiados y que ahora probablemente recibirán la mitad de los respaldos que recibían.

Surge una situación de riesgo.

“Las organizaciones que no pueden reforzarse y sufren por desigualdad en la competencia, y que además ya no van a recibir los mismos recursos oficiales, pueden desaparecer. Estamos conscientes que el deporte profesional, cuando un equipo no es competitivo, empieza a tener problemas en su plaza. Por eso urge tomar medidas consensuadas que igualen la competencia”, alerta el presidente adjunto de Sultanes.

Explica que en una situación desfavorable, como se ha visto con algunos equipos, los patrocinadores se alejan, pues desconfían de las franquicias perdedoras. Pero además los fanáticos, cuando ven que la novena entra en una mala racha, se retiran del estadio, y el abandono provoca que el equipo pierda ingresos y se enrede en problemas financieros.

La afectación es completa. Los equipos débiles no sólo perjudican sus plazas, sino a las que visitan, pues los fanáticos locales no van a sus propios estadios porque saben que el rival no opondrá seria resistencia, y no harán atractivo el juego, sostiene el directivo regiomontano.

“Esto provoca que los aficionados en esas plazas estén decepcionados y que, por consecuencia, ya no asistan a los juegos, lo que provoca un problema económico muy fuerte, que fue lo que pasó el año pasado. Pero también afecta a los demás, a nosotros como equipos locales, porque cuando vienen a jugar esos equipos no son nada atractivos”.

En la temporada pasada tuvieron pésimos arranques Reynosa, Ciudad del Carmen y Saltillo. También batallaron en el inicio Tabasco y Veracruz. Los Olmecas quedaron fuera de playoffs al ubicarse en quinto lugar de la Zona Sur, a 34 juegos de distancia del primero, una diferencia enorme, que remite a los marcados contrastes que hubo.
El caso más sorprendente fue el de Broncos, que durante todo el torneo veraniego obtuvo apenas 24 triunfos y reportó 88 victorias, una pobreza numérica que no se ve seguido.

Sin embargo, desde su punto de vista, los equipos que reciben incentivos oficiales han caído en un confort que los ha perjudicado. Al depender de esos recursos que los mantienen vivos, se han olvidado de generar sus propios ingresos, mediante planes que los hagan autosuficientes.

“Donde principalmente los equipos subsidiados han estado con fallas es en su dependencia desmesurada de los apoyos gubernamentales. Cuando los clubes dependen de alguien que les da y les da dinero, pierden compromiso y necesidad de generar ingresos. Te enconchas y ya no trabajas como debe ser”, señala.

Simultáneamente observa que los gobernadores, mientras son generosos, han errado al no demandar trabajo efectivo a los equipos, pues la experiencia ha demostrado que en muchos casos no se les pide que hagan su parte para obtener recursos propios.

Por salud de la Liga, lo que se esperaría es que el mandatario en cuestión, cuando se vea imposibilitado de subsidiar de manera permanente al club, convoque a empresarios locales para que participen mediante gestiones políticas y empresariales de beneficio a la comunidad, que seguramente quiere asistir a los juegos.

Advierte que la mayoría de las organizaciones de la LMB ya tienen asegurados recursos tradicionales del gobierno, pero la situación puede variar drásticamente en el futuro inmediato.

Para evitar que en los torneos venideros se vean las mismas desigualdades, los equipos deben actuar de inmediato, con planes de negocios que generen opciones de subsistencia.

“Los equipos deben ya aproximarse con empresas para generar ingresos y que la operación no vaya a caer en riesgo esta temporada. Esto puede volverse un círculo vicioso: si no tienes una estructura deportiva, estás en riesgo de no poder competir con los equipos que crecen y que traen muchos jugadores mexico-americanos. Los equipos se pueden quedar rezagados, y si mantienes imagen de equipo perdedor, son abandonados por la gente, y a mitad de temporada comenzarán a tener problemas”, augura.

Hasta ahora, los dueños de los equipos no se han puesto de acuerdo aún en el número de extranjeros y de pochos que deben ser aceptados para la siguiente temporada, un punto en el que todos deben encontrar una salida negociada y aceptada, subraya.

Otro de los rubros que deben ser regulados por la Liga es el tope salarial, pues los jugadores mexicanos tienen límite mensual de 130 mil pesos y los extranjeros de 10 mil dólares. El incremento en el precio del dólar puede provocar que los beneficios para el no nacido en México suban considerablemente.

De manera constante, pero difícilmente comprobable, los equipos aportan bonos extras a los jugadores fuera de registro, una situación desleal que no puede ser verificada, acepta.

Lo que propone Sultanes es establecer un tope de nómina global para todos los jugadores. Con esta medida se buscaría balancear el pago entre las estrellas que vienen del extranjero y los jugadores nacionales.

Dentro de la imagen de desorganización y crisis que ofrece el beisbol mexicano actualmente, donde se supone que cada equipo “jala para su lado”, el presidente ejecutivo del equipo regiomontano observa una oportunidad para relanzar la Liga, como un nuevo principio en el que todos, unidos, encuentren la manera de hacer que el juego crezca como negocio, espectáculo, mercadotecnia y proyectos.

Luego de la reunión del miércoles, la LMB entró en crisis por la falta de acuerdos entre los propietarios de los equipos para establecer la cantidad de naturalizados que pueden jugar a partir de la siguiente temporada.
Ni siquiera se sabe si el presidente de la Liga, Plinio Escalante, continúa en el puesto, luego de abandonar la acalorada junta de trabajo. (Fuente: Proceso)

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