Por Raúl Caraveo Toledo @raulcaraveo
El domingo 12 más de setenta organizaciones han convocado a una marcha masiva “apartidista” en contra de las políticas y declaraciones del presidente de Estados Unidos Donald Trump con el hastag #VibraMéxico algunos de los convocantes en pos de su difusión manifestaron que es sorprendente que no hayan salido a protestar los ciudadanos siendo México el país más vilipendiado por Trump. No tienen razón.
Los mexicanos si contamos con una larga tradición en la protesta social por vía de tomar las calles siempre por demandas de carácter doméstico, interno, es decir en contra de autoridades que violan los derechos humanos, asuntos sindicales, desaparecidos, reformas y remates de bienes nacionales, fraudes electorales; en fin, las izquierdas mexicanas encuentran su catarsis así; desquician el tráfico y un amplio sector ligado a los medios tradicionales no hacen eco de las demandas sociales, solo las mencionan para descalificarlas.
El caso de ésta convocatoria nace con un tufo raro dos de sus convocantes son Isabel Miranda de Wallace y Laura Rejón; Isabel ha declarado que es para apoyar al gobierno de Enrique Peña Nieto y que no forma parte de la que están convocando para el mismo día las organizaciones Causa en Común, Mexicanos Primero y la UNAM; es decir dos marchas que confluirán, una abiertamente en apoyo a Peña la otra soterrada.
Pasaron los años tuvo que llegar twitter y Facebook para empoderar a los ciudadanos comunes y así marcar la agenda de los medios tradicionales desde cualquier smartphone y dictar los eventos imediatamente.
El clamor popular espontáneo es el alimento esencial de la protesta y en México tenemos una agenda interna rica en agravios por entidades o nacionales. Diario un evento supera al anterior, México ha aguantado ya décadas; sin embargo cuando se protestaba y se protesta por causas internas justas los medios tradicionales invariablemente se cierran, callan.
Hoy todos los mexicanos estamos unidos en contra de Donald Trump solo eso; la voluntad de la marcha y la iniciativa no es cuestionable en cuanto a su fin. Pero no se puede separar causalidad, efecto, resultado, ni respuesta; ni se puede evitar que a lo largo y ancho de la marcha los ciudadanos –que siempre marchan- retomen sus banderas y demandas; no es ser antipatriota ni antinacionalista o nacionalista y populista por una u otra inclinación.
Hoy los medios convocan y es legítimo hacer esa exigencia hacia todos los continentes a todos los países, y se debería hacer un ejercicio cívico para coadyuvar a otras demandas.
La unidad nacional de los mexicanos no está en duda ni se pone a prueba por una marcha convocada desde la cúpula. La unidad se está dando desde el momento en el que estamos volteando a lo nuestro –así de simple- regresando a nuestros orígenes y comprendiendo que podemos vivir igual de felices sin determinadas marcas o consumos. El ejemplo más tangible es la disminución de las compras de mexicanos en la frontera norte los pasados fines de semana. No significa de ningún modo cerrarnos al exterior.
Existen un sinnúmero de iniciativas que no se están poniendo en práctica, por la pasividad de las autoridades federales y también por la comodidad de las empresas y medios de comunicación nacionales que van a la zaga siempre.
Desde 1968 el ciudadano común y corriente ya ganó las calles y la protesta social, las marchas, es su único patrimonio; éste no es el primer intento por el que las cúpulas se lo apropien momentáneamente, sin resultados exitosos.
Es importante siempre rechazar al agresor desde todos los ámbitos, pero mientras las empresas y los medios no aporten algo singularmente nuevo, creativo, imaginativo, poco va a cambiar.
Los ciudadanos de a pie seguirán marcando el rumbo, por ejemplo; es muy triste y lamentable que sea por medio de comerciales de televisión extranjeros en la transmisión del Súper Bowl dónde algunas empresas hagan defensa nuestra. ¿Y nuestras empresas y los creativos, las cadenas, los medios, nuestros poderosos millonarios? ¿De qué nos sirven?
No podemos permitir que Donald Trump sea utilizado políticamente al interior de intereses nada claros, ni que distraiga la atención de la agenda nacional.
La situación es delicada con una aprobación presidencial de entre 8 y 12% se puede esperar cualquier cosa.
Gracias por su lectura
@raulcaraveo
*Raúl Caraveo Toledo es licenciado en ciencia política por la UAM, ex catedrático de las Facultades de Psicología y de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana, ha sido analista de estudios económicos de PEMEX y Consejero electoral del IFE-INE de Quintana Roo de 2005 a 2015, ex asesor de la XIII legislatura de Quintana Roo, Conalep Quintana Roo, escribe para www.sdpnoticias.com www.tmj.mx www.gobernantes.com www.revistadigitalqr.com.mx www.todoincluidolarevista.com y en Chicago www.laprensaus.com