La comunicación sigue siendo uno de las asignaturas en las que el nuevo gobierno sigue teniendo problemas.
Ayer, en redes sociales, circuló que cuatro negocios tuvieron que cerrar y su propietario salir de Cancún pues no estaba dispuesto a lidiar con extorsionadores, luego que uno de sus establecimientos supuestamente fue atacado por un comando armado.
No se trata de un asunto menor, pues implicaría que la inseguridad ya estará afectado la economía y los empleos.
Pero en la estrategia del Gobierno estatal, sí fue un asunto menor.
No merecía que la Fiscalía General del Estado informara si hubo denuncia o que la Secretaría de Seguridad Pública diera a conocer si hubo una llamada al 911.
Y si en realidad ocurrieron los hechos, se optó por mirar hacia el otro lado y salir con la clásica de “aquí no pasa nada”.
A final de cuentas, la estrategia oficial fue la desinformación.