1.- VAN ATRASADOS

De los tres estados, en los que hace un año hubo alternancia y cuyos ex gobernadores son señalados de corrupción y excesos, Quintana Roo es donde está el mayor retraso en los procesos para llamar a cuentas y castigar a los culpables de desvío y sustracción de recursos públicos y abuso de poder.

En Quintana Roo, sólo se ha procedido contra dos ex funcionarios. Para darnos una idea, el titular de la Fiscalía General del Estado (FGE), Miguel Ángel Pech Cen, señala que tan sólo en una carpeta de investigación hay 12 presuntos más. En total son unas 23 denuncias.

El ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte ya está preso y el ex de Chihuahua, está oficialmente prófugo. En tanto, Roberto Borge, si bien no se le ve, no tiene –ya precisó nada más y nada menos que el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong- orden de aprehensión.

El combate a la impunidad contra los ‘borgistas’ se ve muy lejos aún.

2.- DUERMEN CON EL ENEMIGO

Durante el proceso electoral, el actual Gobernador fue víctima de inescrupulosas campañas negras, que ejecutaban periódicos y “plumas” al servicio de Roberto Borge.

Pero, uno de los efectos fue que Carlos Joaquín terminó favorecido por el efecto ‘boomerang’ de estos ataques, mientras que esos medios y ‘plumas’ acabaron sin credibilidad y sin influencia en la opinión pública.

Pero, desde Sefiplan, el ‘gobierno del cambio” se volteó a ver con muchos de estos medios y ‘plumas’ y, por si fuera poco, con convenios de publicidad sobrevaluados e injustificables.

Más que el presupuesto global de los convenios publicitarios, la lista de ‘beneficiarios’ causó mayor irritación por los altos montos para medios y ‘plumas’ que estuvieron al servicio de Borge, y cuya credibilidad e influencia sigue siendo nula o mínima.

Sin embargo, estos acuerdos fueron a criterio del titular de Sefiplan, Juan Vergara, que tiene ojo y medio puesto en las elecciones de 2018.

3.-REPLICAN CONDUCTAS DEL BORGISMO

Otro de los efectos que alentó el voto de castigo contra el PRI, fue la conducta repleta de excesos de Roberto Borge, que se desenvolvía como un jeque o capo. Este proceder era también imitado por sus colaboradores.

Pero muchos funcionarios del ‘cambio’ mantienen conductas similares o muy cercanas a las de los ‘borgistas’.

En muchos casos, la primicia fue solo ‘quítate tú para ponerme yo’.

4.- SE HACEN ‘PATOS’

El nuevo gobierno mantiene intactas medidas que aplicó ‘Beto’ Borge” y usos y costumbres del ‘borgismo’, así como ‘negocios’ al amparo del poder.

En la Secretaría de Gobierno ya se iban tenidos a aplicar la ley de ‘protección’ a periodistas de Roberto Borge y se detuvieron por la reacción de comunicadores locales.

Un emblema del exceso de Roberto Borge fue el uso indiscriminado de la paraestatal VIP Saesa y la renta de aviones privados. En este asunto ha habido cero transparencia.

Otro caso notable, se ubica en Sintra donde no solo sigue intacto del botín de Transporte Terrestre Estatal (TTE), que crearon Félix González y Roberto Borge, que suma mil concesiones, todas ‘chuecas’, si no que además, las ahora autoridades le están dando ‘seguimiento’.

En asignaturas claves, se aplica lo que se conoce como “gatopardismo”.

5.- NO TOCAN LA RED BORGE-FÉLIX

El actual gobierno mantiene intactas estructuras y pilares del felixismo-borgismo.

El ‘felixismo-borgismo’ está no solo en el PRI, sino en el PVEM y ahora en Morena. Poco o nada ha hecho para frenar el reparto de ‘despensas’ del ‘Verde’.

Por si fuera poco, dentro del ‘círculo rojo’, se ha privilegiado el ala dialoguista y poco a poco son marginados los ‘anti-Borge’ y los ‘anti-Félix’.

De hecho, hay ‘plumas’ aún financiadas por el ‘borgismo’.

Y el colmo, aún hay espionaje político que realizan personajes afines a ‘Beto’ Borge.

El felixismo-borgismo está al acecho y planea su regreso.

6.- PIERDEN CREDIBILIDAD

Encuestas formales e informales a pregunta de ‘usted cree que Roberto Borge acabará en la Cárcel’, entre el 70 y 80 por ciento responde ‘No’.

Es decir, el ‘gobierno del cambio’ está perdiendo la batalla de la percepción de la opinión pública y ese sentimiento de que no se está actuando podría pasarle factura en las próximas elecciones.

De iniciar con un gran bono democrático, a estas alturas se percibe como se ha dilapidado la confianza ciudadana deseosa de justicia con el pasado.

O sea, cada día sin procesar a Roberto Borge, se pierde un poco más de credibilidad.

Comentarios en Facebook