Por Rafael Briceño
Cobijada por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Marisol Alamilla Betancourt logró llegar como titular a la Secretaría de Educación y Cultura en la administración de Carlos Joaquín González y, en los últimos meses, se ha visto obligada a cumplir con las “recomendaciones” de acercarse a los supervisores escolares como principales vínculos con el sector magisterial y con los subsecretarios de la dependencia, aun cuando no pertenezcan a su equipo político.
Luego que se diera a conocer sus comentarios en una reunión con maestras de educación especial, que generó la inconformidad de padres de familia de hijos con capacidades especiales, el SNTE redobló la vigilancia en torno a la actuación de la Secretaria de Educación.
Integrantes del SNTE manifestaron su intranquilidad por la actitud soberbia asumida por la secretaria de Educación, el alejamiento con el sector magisterial y la falta de tacto político para atender la problemática en el sector.
La celebración del Día del Maestro estuvo plagado de incertidumbres y los comentarios de que si lograba pasar una semana sin mayores aspavientos la situación en torno a Marisol Alamilla Betancourt se iba a disipar.
Sin embargo, el incumplimiento de los compromisos adquiridos para cubrir los adeudos con terceros y el pago de las cuotas, a pesar de los descuentos realizados a la nómina, nuevamente ponen en la mesa el clima de incertidumbre entre el SNTE, quien la apadrinó para llegar a la Secretaría de Educación y Cultura.
Organizaciones diferentes al SNTE retoman nuevamente el tema y exigen al gobernador Carlos Joaquín González un cambio de timón en la Secretaría de Educación y Cultura, tener mano dura y corregir el rumbo, dejar de tener cuotas políticas que únicamente le perjudican a su administración.