Este 25 de junio se cumplieron nueve meses de que el gobierno, que encabeza Carlos Joaquín González, tomó posesión y no ha faltado quien lo compare con un embarazo de alto riesgo debido a lo complicado de traer ‘cuates’ (que no gemelos) en ese proceso de gestación.
Nueve meses sumamente complicados -sin contar los tres meses posteriores a obtener el triunfo en las urnas y en los que inició ese procedimiento para elegir y designar a los integrantes de su gabinete- en los que el desencanto y desilusión parecen mermar la ‘popularidad’ que le permitió obtener el triunfo el 5 de junio de 2016.
Las diferencias entre los integrantes de su gabinete -entre panistas, perredistas y quienes se han declarado sin partido alguno- no han hecho más que aumentar. Nadie ha asumido la institucionalidad como órgano de gobierno y en torno al mandatario estatal como responsable del poder ejecutivo.
Basta con recordar el deslinde que cada uno de los secretarios de gabinete al señalar,  a lo largo de estos nueve meses,  “no es mi responsabilidad.  le corresponde a tal o cual funcionario.
Comparar el inicio de la administración de Carlos Joaquín González con la felicidad que trae un embarazo -en este caso una gubernatura-, por muchos años anhelada, preparativos para enfrentar esa “paternidad ” ante un futuro incierto por las condiciones ampliamente difundidas.
Pero han sido nueve meses de sobresaltos por la administración pública compartida con partidos políticos con diferencias ideológicas y métodos muy diferentes para alcanzar sus metas y propósitos.
De berrinches,  pataletas y chantajes han echado mano para imponerse en la toma de decisiones y tratar de mantener el poder y control.
Ahora exigen unos al mandatario que haga política y otros que se dedique a gobernar ante las elecciones federales del 2018.
El titular del Ejecutivo es quien ha resentido esos ‘golpes y jaloneos’ por demostrar quién de las dos fuerzas políticas es la que tiene más fuerza y preponderancia en la toma de decisiones. Vaya, a quien le hace más caso según las ‘patadas y golpeteos’ dé.
Como en todo embarazo de ‘cuates’ -dada las características particulares de cada uno-, la lucha por demostrar quién es el más fuerte se ha hecho sentir a lo largo de estos nueve meses de un gobierno que ha prometido más oportunidades para todos, pero que -a decir y sentir de la población- se ha quedado simplemente en promesas sin cumplir. Se avecina el primer informe de labores y las apuestas han comenzado a surgir en torno al contenido del mismo.
“Estos nueve meses de la actual administración bien se puede considerar como un embarazo de alto riesgo (por las condiciones que lo rodearon) pero sobre todo por tener ‘cuates’ -que no ‘gemelos’ a los cuales no se ha logrado meter en cintura.
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