Fue la imagen de la desolación, la despedida inimaginable, el no va más en un Mundial que deja fotos para el recuerdo. La más impactante de todas, la que nadie olvidará, sucedió pasadas las once de la noche. Usain Bolt, el ídolo mundial, se lesionó allí donde tantas veces fraguó su aura indestructible, en la recta de meta. Quedó parado en la vía cuando volaba para intentar el bronce para Jamaica. Doliente y tumbado en la pista. Así se retiró Bolt. Entre el lamento del planeta. Jamaica perdió el trono de la velocidad e Inglaterra ganó el relevo de 4×100.
Durante la última década, el fenómeno Bolt ha sido objeto de estudio de la ciencia. Expertos y eruditos han tratado de desentrañar el secreto de la velocidad en Jamaica, una pequeña isla del Caribe de tres millones de habitantes y cuyo PIB se sitúa el 136 del mundo. Distintas universidades han concluido en sus investigaciones que su población posee una prevalencia muy fuerte del gen ACTN3, que produce una proteína en las fibras musculares de rápida flexión asociada al rendimiento explosivo.
Otras indagaciones concluyen que la potencia y la energía de Bolt y su legión de atletas jamaicanos proceden de la composición de su masa muscular, sumamente fibrosa y elástica que se estira rápidamente a una zancada de 2,44 metros por segundo en el caso del campeón ya retirado. Se ha auscultado la aerodinámica del recordman de 100 y 200 metros, que es fabulosa en resistencia y confrontación con el aire, pese a que su estatura de 1,95 metros pudiera indicar lo contrario.
Apuntes sociales de los especialistas que acudieron algún día a Jamaica describen que, en realidad, la producción de velocistas de ha debido a un manual de usos y costumbres, a un efecto del contagio de sus gentes, de una cultura de la velocidad que nace en los pueblos donde se cultiva un grano de café de gran pureza y se canaliza en las escuelas. En los patios de los colegios se echan carreras, a falta de otros entretenimientos y más medios económicos.
El caso es que, por estas u otras razones, Jamaica ha gobernado la velocidad mundial desde 2008, cuando se produjo la gran explosión del líder Usain Bolt en los Juegos de Pekín, con sus tres oros (luego perdió uno en el relevo por el positivo de su compañero Nesta Carter) y sus tres récords del mundo. Bolt ha ganado las pruebas de 100 y 200 metros de los últimos tres Juegos Olímpicos y también los Mundiales de 2009, 2011 (no fue oro en Daegu en 100 por una salida falsa) 2013, y 2015.
Dominio total
El relevo jamaicano de 4×100 dominó la especialidad desde hace nueve años. Yohan Blake ha sido dos veces medalla de plata tras Bolt en las citas olímpicas. Y, sin llegar a la jerarquía del astro de Trelawny, en chicas ha sucedido algo parecido. Shelly Ann-Fraser y Elaine Thompson han impuesto su velocidad en 100 y 200 metros, con la intromisión de la americana Allyson Felix y la holandesa Dafne Schippers en algunas citas.
Por este pasado glorioso para la isla caribeña que tiene la misma extensión que Alicante, el Mundial de Londres está resultando un suplicio. Jamaica ha abdicado, junto a Bolt, en las pruebas de velocidad. El gen ha delegado sus funciones. Bolt perdió la final de 100 metros, superado por Justin Gatlin y Chris Coleman, y no se presentó a la de 200, la que ganó un blanco, el turco de Azerbayán Ramil Guliyev, sin ningún jamaicano en la final por primera vez en años.
Las mujeres caribeñas han sufrido tanto como sus compatriotas masculinos. La favorita Elaine Thompson sucumbió en la final de los 100 metros, quinta, frente a la estadounidense Torie Bowie, la costamarfileña Marie Josee TaLou, la holandesa Dafne Schippers y la también marfileña Murielle Ahouré. En la final de 200 ni siquiera había una representante jamaicana para calibrar la talla de la vencedora, la neerlandesa Schippers, digna sucesora de otra jamaicana que epató en los años 80 y 90, la bellísima Merlene Ottey. En la final del 4×100 de ayer, las jamaicanas solo pudieron escalar hasta el bronce, lejos de las norteamericanas (oro) y las inglesas (plata).
La repentina decadencia de Jamaica ha coincidido en tiempo y forma con la retirada del tótem del atletismo, como si la nación caribeña hubiese grapado su destino al gran Usain Bolt. (Fuente: ABC)