El huracán Nate se degradó la mañana de este domingo a tormenta tropical mientras avanzaba tierra adentro por el sur de Estados Unidos, adonde había llegado como huracán tras dejar un rastro de muerte y destrucción en Centroamérica.
En la costa sur estadounidense, Nate hacía sentir su poder ocasionando inundaciones y masivos cortes de energía, que podrían extenderse hasta por una semana. Se trata del tercer ciclón en afectar la zona en los últimos dos meses, como parte de una temporada de huracanes especialmente activa.
Más de 100,000 personas se encontraban sin servicio eléctrico por los efectos de Nate, que antes de ser rebajado a tormenta tropical tocó dos veces tierra en el sur de Estados Unidos: primero en Luisiana en la noche del sábado y horas después en la costa de Mississippi. El estadounidense Centro Nacional de Huracanes (NHC) informó que a las 05:00 de la mañana (hora local) la tormenta tenía vientos máximos de 113 kilómetros por hora.
Se prevé un “debilitamiento rápido” del fenómeno, dijo también el NHC sobre Nate, que se movía a unos 37 kilómetros por hora hacia el interior de los estados de Mississippi y Alabama.
Lo peor quedó atrás
Sin embargo, el centro había alertado que “la combinación de una peligrosa tormenta y la marea causarán crecientes inundaciones en las áreas normalmente secas de la costa hacia zonas del interior”. Algunas zonas sufrieron inundaciones de unos 2.5 metros y se esperaba que la tormenta produjera hasta 25.4 centímetros de lluvia, según el NHC.
En Alabama, el alcalde de Dauphin Island, Jeff Collier dijo que aparentemente la gran mayoría de los residentes decidieron pasar la tormenta en casa.
“Tuvimos algunas casas inundadas, numerosos vehículos también, cosas de esa naturaleza… pero no creemos que hayamos tenido ningún tipo de heridos”, dijo a CNN.
“Afortunadamente, puedo decir que en la última hora creo que ya dejamos lo peor atrás”, añadió.
La gobernadora de Alabama, Kay Ivey, tuiteó que había pedido al presidente Donald Trump emitir una declaración de emergencia “para asegurar tener a la disposición todos los recursos posibles para responder” a Nate.
Trump liberó ayuda federal para ayudar a mitigar el impacto de la tormenta en Luisiana y Mississippi, en caso de que fuera necesaria.
Pero Nueva Orleans, que había sido devastada por el huracán Katrina en 2005, que dejó 1,800 muertos, parece haber escapado de la furia de Nate.
La oficina del alcalde levantó el toque de queda impuesto como medida de prevención, señalando que el alerta de huracán para la ciudad había quedado sin efecto.
Preparación más simple
Mientras la tormenta se acercaba fueron dispuestos refugios para personas evacuadas de áreas con riesgo de inundaciones y las autoridades llamaron a los residentes a almacenar comida y agua para varios días.
Juanita Stoval, de 57 años, adquirió algunas conservas pero dijo contar con lo esencial: “tengo antorchas y una radio a pilas, tengo también velas y juegos”, aseguró.
Según las autoridades, los otros potentes huracanes que azotaron recientemente la región, ayudaron a que la preparación para Nate fuera más simple porque tanto los oficiales como la población ya estaban preparados.
Nueva Orleans ha mejorado sus sistemas de contención tras el devastador Katrina, pero los responsables gubernamentales advierten que ello no ha eliminado el riesgo de inundaciones.
Fuerte temporada
A su paso por Centroamérica, Nate dejó una estela mortal: al menos 16 personas fallecieron en Nicaragua, 10 en Costa Rica, tres en Honduras y dos en El Salvador.
En la región, aún se contabilizaban daños, se intentaba ubicar a personas desaparecidas y reestablecer contacto con comunidades aisladas tras la caída de puentes y la inundación de caminos.
Nate es el último de una serie de tormentas letales que golpea el Caribe en esta especialmente fuerte temporada de huracanes, que suele durar de junio a noviembre.
El sureste de Estados Unidos fue duramente azotado en agosto por dos huracanes: Harvey, que provocó más de 70 muertos y considerables daños materiales, e Irma, que tras pasar por las Antillas alcanzó la categoría 5 y provocó 12 muertos en Florida.
Otra poderosa tormenta, el huracán María, devastó el Caribe a fines de septiembre, incluyendo a Dominica y Puerto Rico, territorio estadounidense. Contrario a Harvey, que dejó caer cantidades récord de lluvias sobre Texas por una semana, el pasaje de Nate se espera que sea rápido.
Sin embargo, el gobernador de Luisiana, John Bel Edwards, no descartó que también podría causar daños y había pedido a la población abandonar las zonas de riesgo.
Además, plataformas petroleras y gasíferas en el Golfo de México, fueron evacuadas ante la llegada del ciclón. (Fuente: AFP)