Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, dirán los clásicos.
Y es que en el caso de las ‘cajas, cajitas y las cajotas’ de la First National Security (FNS), la atención sigue centrada en la entrega de pertenencias y las quejas de los clientes.
Pero falta lo más importante, falta que la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) informe sobre lo que encontró en las cajas que no fueron devueltas y no solo sobre su contenido.
Hace unas tres semanas, el titular de la Subprocuraduría Jurídica y de Asuntos Internacionales y encargado de la Procuraduría General de la República (PGR), Alberto Elías Beltrán, adelantó en Cancún que las mil 540 cajas de seguridad existentes, los contenidos en más de la mitad de ellas “ni siquiera han sido reclamados”.
Pero, además, expresó que hallazgos en las cajas “dan la certeza de que el crimen organizado usaba estas cajas para depositar insumos producto de la delincuencia y como lugar de almacenamiento para cometer más ilícitos”.
Bueno, ¿y entonces?