Jared Kushner, yerno y asesor presidencial de Donald Trump, vuelve a estar en el ojo del huracán. Funcionarios de al menos cuatro países (Emiratos Árabes Unidos, China, Israel y México) discutieron cómo tratar de influir en Kushner a su favor porque lo perciben como una persona manipulable por sus negocios en el sector privado y falta de experiencia en asuntos gubernamentales e internacionales, según fuentes de inteligencia citadas por el diario The Washington Post.

Se desconoce si esos países han llevado a cabo en la práctica esa presunta estrategia pero la noticia vuelve a debilitar a Kushner, que en los últimos meses ha visto cómo su protagonismo constante en casi cualquier cartera al inicio de la presidencia de Trump se iba difuminando. Al asumir en julio el puesto de jefe de gabinete del presidente, John Kelly pidió ser el intermediario entre Trump y el resto de su equipo, lo que restó una enorme influencia a Kushner y su esposa Ivanka Trump, que también es asesora de su padre.

Por ejemplo, según el Post, funcionarios de Emiratos Árabes Unidos consideraron a principios del año pasado que el yerno de Trump podía ser manipulable porque su familia busca inversores para su empresa. Al acceder a la Casa Blanca, Kushner, de 37 años, cedió el control de los negocios inmobiliarios familiares que manejaba hasta el momento. Pero siempre levantó suspicacias el hecho de que poseyera un complejo entramado de inversiones y que la empresa familiar afronte un elevadísimo pago de deuda, de 1.200 millones de dólares, en enero de 2019.

Esa sospecha no ha hecho más ue alimentarse en el último año dados los problemas de Kushner para lograr la credencial de seguridad permanente que le corresponde como alto cargo de la Casa Blanca. El asesor acumula numerosos retrasos en proporcionar la información personal necesaria, como sus contactos con personas extranjeras, para que el FBI le conceda un permiso de máximo nivel. La demora ha avivado la especulación sobre si el asesor trata de ocultar algo o si el FBI ha descubierto irregularidades.

De hecho, la información del Post se conoció el mismo día en que se supo que la Casa Blanca ha rebajado la credencial de seguridad de Kushner porque ha impuesto mayores restricciones al personal con credenciales temporales. Según el diario, uno de los motivos por los que no ha recibido una credencial de seguridad permanente es por sus contactos con países extranjeros, lo que se interpretaría como que el yerno del presidente puede ser propenso a ser chantajeado.

La Casa Blanca informó el pasado viernes a todos los altos cargos con la máxima credencial de seguridad interina (de la categoría Top Secret/SCI) que su permiso sería rebajado un escalafón hasta el nivel Secret, según la publicación Politico. Eso excluye, por ejemplo, a Kushner de la sesión diaria que atiende un pequeño número de funcionarios, junto al presidente, sobre información clasificada de inteligencia, como la misiones secretas de la CIA.

La dimisión a principios de febrero de Rob Porter como secretario de personal de Trump, tras ser acusado de maltratos por sus dos exesposas, reveló que decenas de altos cargos de la Casa Blanca tenían credenciales de seguridad temporales pero aún así tenían acceso a secretos oficiales que se comunican al presidente. Al margen de Porter, el más importante de esos asesores es Kushner.

Kushner no tiene un papel específico como asesor de alto nivel de Trump pero entre sus carteras está la relación con México y Oriente Próximo, en especial el intento de relanzar un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos. Tanto los gobiernos de Israel como de México han tratado de entablar una relación directa con Kushner dada su cercanía a Trump.

Sin embargo, algunos de esos contactos se han desarrollado fuera de los cauces habituales, según el Post. Por ejemplo, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, H.R. McMaster, descubrió que el yerno de Trump mantenía conversaciones con países extranjeros que no habían sido coordinadas por su departamento.

Todo ello puede suponer un quebradero legal para Kushner. Robert Mueller, el fiscal especial que investiga los lazos rusos de Trump, ha mostrado interés por los protocolos utilizados por Kushner para hablar con líderes extranjeros, según ese rotativo.

El yerno del presidente es, de hecho, una pieza clave de la investigación de Mueller, que lo interrogó el pasado julio. Kushner ha reconocido que tuvo cuatro contactos en 2016 con personalidades rusas pero los ha minimizado.

Durante el interrogatorio, el fiscal especial se interesó especialmente en dos asuntos. El primero fue la reunión que mantuvo Kushner en diciembre de 2016, entre las elecciones y la investidura presidencial, con el entonces embajador ruso en Washington, Sergey Kislyak, y Michael Flynn, que fue brevemente asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. Y el segundo, los contactos entre Flynn y el entorno del Kremlin. El general retirado mantenía negocios de consultoría en Rusia y se vio forzado a dimitir hace un año como asesor de Trump después de que el Departamento de Justicia advirtiera a la Casa Blanca de que podía ser objeto de chantaje por parte de Moscú.

No es la primera vez que los contactos diplomáticos de Kushner levantan suspicacias. Tras la reunión con el yerno de Trump, el exembajador ruso explicó a sus superiores en Moscú que Kushner le ofreció establecer un canal secreto y seguro de comunicación entre el equipo de Trump y el Gobierno de Vladímir Putin, según publicó en mayo la prensa estadounidense. Kushner lo niega. (Fuente: El País)

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