Por Carlos Meade

A pesar de los enormes riesgos que representan para la salud de las personas, los animales y las plantas, los incendios en los miles de tiraderos a cielo abierto que hay en este país son tan frecuentes que ni siquiera son noticia.

A pesar de romper todos los acuerdos internacionales de control de emisiones de gases de efecto invernadero, los incendios en los vertederos de basura no movilizan a las instituciones responsables en prevenirlos y sofocarlos, ni son motivo de investigaciones para conocer sus causas y, en su caso, fincar responsabilidades a presuntos culpables.

Las causas de un incendio pueden ser muchas. Hay contenedores de materiales inflamables que bajo ciertas condiciones pueden explotar. La acción del vidrio concentrando el rayo del sol sobre plásticos puede hacer fuego. Pero hay que señalar que ha sido práctica recurrente de los responsables de los tiraderos de prenderles fuego para reducir el volumen y volver a abrir espacios para la disposición de basura. Los pepenadores también pueden recurrir al fuego con el fin de rescatar los metales, que son siempre los materiales de mayor valor comercial.

Cualquiera que sea la causa, la realidad es que, una vez iniciado el fuego, es muy difícil y costoso apagarlo.

El incendio que afecta actualmente al tiradero de Tulum presenta una novedad: la gran movilización ciudadana que ha provocado, con videos que están dando la vuelta al mundo y que desmienten a las autoridades que desde la comodidad de su oficina aseguran que el fuego está controlado, sin considerar que lo que no está controlado es la emisión de gases tóxicos a la atmósfera.

La contingencia ambiental ha disparado otra contingencia, igual de grave o más. Se trata de una contingencia institucional: el Ayuntamiento ha demostrado ser incapaz de enfrentar el incendio. El auxilio de Protección Civil, bomberos y brigadas de la CONAFOR, no han sido suficientes.

Algo muy grave es que el personal que atiende la contingencia no cuenta con el equipo de seguridad requerido ni con los equipos apropiados para el caso. Los brigadistas de CONAFOR están capacitados y equipados para enfrentar incendios forestales, no para sofocar incendios en vertederos de basura. Los propios bomberos no cuentan con el equipo especializado.

Gracias a una acción coordinada por la Red Tulum Sostenible se han podido recaudar, en poco más de 24 horas, $118,000 pesos, mismos que se invirtieron en equipos, según una lista que el jefe de bomberos solicitó. Llama la atención que los bomberos solicitaron encarecidamente que los equipos les sean entregados directamente a ellos sin pasar por el Ayuntamiento ya que podrían perderse en el camino.

A estas alturas, está difícil conocer las causas que provocaron este incendio, pero alguna responsabilidad tiene la administración municipal que ha postergado el saneamiento de ese tiradero.

De hecho, pese a enorme presión ciudadana para que el Ayuntamiento convoque a la elaboración de un programa de gestión integral de los residuos, los avances son mínimos. La simple instalación de un comité de residuos sólidos ha llevado varios meses de trámites.

A quienes convocamos para integrar dicho comité nos han pedido nuestro currículum como si estuviéramos pidiendo chamba en la Dirección de Servicios Públicos Municipales. Más bien el Ayuntamiento nos debería mostrar el currículum de los directores de Ecología y de Servicios Públicos, quienes seguramente tendrán altos méritos académicos, probidad moral a toda prueba y extensa experiencia en la materia. Y si no se les ha ocurrido elaborar un plan municipal no es por falta de interés o de capacidad, es porque tienen fórmulas mágicas que, de pronto, nos deslumbrarán.

Mientras el tiradero arde, la presidenta municipal ha arrancado un programa de limpieza de áreas públicas que no representa una solución ni una acción estratégica dentro de un plan municipal. Es un programa hecho para que la señora Dzul Caamal se tome la foto con empleados de gobierno obligados a ir vestidos de vecinos.

Por último, para mostrar el interés que tiene el Ayuntamiento en la salud de sus trabajadores, hay que decir que sabemos de una persona afectada por los humos tóxicos que fue a dar al hospital. Allí le recomendaron un mes de reposo y de monitoreo de su garganta. El municipio le dio, en cambio, 2 días de incapacidad.

Comentarios en Facebook