Si se trata de innovación, en la Dirección Municipal de Tránsito se pintan solos.
Los chicos de Rodrigo Alcázar Urrutia han encontrado un método para simplificar las cosas en el ‘alcoholímetro’ para evitar que conductores, con algunas copitas de más, terminen en ‘El Torito’.
Los agentes del ‘alcoholímetro’ agregaron un ‘paso’ más al protocolo, que se diseñó hace dos trienios,
En el protocolo original, los agentes tenían como primer paso observar al conductor, para determinar si tenía algún signo ‘sospechoso’ y si lo había, lo llevaban a la caseta para ser sometido al examen y, si no lo pasaba, terminaban en ‘El Torito’.
Pero, los agentes de Tránsito agregaron un ‘paso’ previo.
Ahora, los agentes piden soplar sobre sus manos juntas, en forma de una cavidad, y de ahí aspiran el ‘aroma’. Si el conductor tiene aliento alcohólico, aun sin superar el límite permitido, termina atemorizado. Pero los agentes, al mismo tiempo, dan ciertas señales como para llegar a un acuerdo.
Frente a la incertidumbre de estar en manos de estos ‘servidores públicos’, los automovilistas terminan ‘flojitos y cooperando’.
Y terminan siendo más los que se arreglan en el sendero hacia la caseta del alcoholímetro, que los que termina en ‘El Torito’.