Trump quiere construir un muro de separación, proyecto para el que el Congreso no le confiese un presupuesto, y mientras tanto ha optado por reforzar el control de las patrullas fronterizas con militares, tal y como avanzó el martes. La Secretaria de Seguridad Interior, Kirstjen Nielsen, dijo que el despliegue comenzaría “de inmediato”, si bien deben aún formalizarse acuerdos con los gobernadores de los Estados de la Unión que hacen frontera con México.
El uso de la Guardia Nacional en la frontera no es nuevo. El demócrata Barack Obama desplegó a 1.200 efectivos en 2010 también con el fin de frenar la entrada de extranjeros sin papeles y el narcotráfico, en un momento en el que arreciaban las críticas. Arizona acababa de promulgar una ley que calificaba de delito la inmigración ilegal en el Estado y permitía la policía detener a cualquier ante la “sospecha razonable” de que era un indocumentado.
También el republicano George W. Bush usó la vía militar para controlar la zona limítrofe con México -6.000 efectivos para ayudar a construir verjas y carreteras entre los años 2006 y 2008-, aunque los retiró al final de su mandato.
Trump adopta esta decisión esgrimiendo, en buena parte, datos distorsionados en materia migratoria y atacando con dureza a México, país al que acusa de pasividad a la hora de frenar el flujo migratorio, propio y de países de Centroamérica, hacia el norte. México, no obstante, ha superado a EU en número de deportaciones en los dos últimos años. El año pasado echó a 147.000 inmigrantes, frente a los 96.000 de EU Y la llegada a la frontera de extranjeros -centroamericanos, en su mayoría- bajó en 2017 respecto a 2016, de 563.204 a 415.191 arrestos, según datos oficiales.
En los últimos días, el presidente se ha referido a una caravana de migrantes centroamericanos que estaba cruzando México en dirección a Estados Unidos, convocada por la organización ‘Pueblos sin fronteras’. El martes decidieron dejar el viaje en Puebla. Los que quieran seguir, deberán hacerlo por su cuenta. (Fuente: El País)