Hace más de tres meses, Uber dejó de prestar sus servicios en Cancún, lo cual es más que aberrante si la ciudad que se quedó sin esta plataforma es el destino turístico más importante de América Latina.
Pero los ciudadanos y los turistas no son los únicos afectados por Uber, sino también los funcionarios que optaron por seguir haciéndole el ‘caldo gordo’ al sindicato de taxistas de Cancún.
El primer damnificado político fue el ex titular de Sintra, Jorge Portilla, que mejor se bajó de la candidatura a la presidencia municipal de Tulum por el Frente. En las encuestas salía tercero.
Otro damnificado fue Emiliano Ramos que pactó el apoyo con el sindicato de taxistas de Cancún. Su hermano, Alejandro, es el director de Transportes de Sintra.
Y otro damnificado seria el ex presidente de la Comisión de Comunicaciones y Transportes, Fernando Zelaya, que se mantiene tercero en las encuestas para alcalde Chetumal.
Dejar a Quintana Roo sin Uber ha tenido un elevado costo para funcionarios del cambio.