La consulta para aceptar o no plataformas para el transporte público, como Uber, ha venido a meter sal y pimienta a un proceso electoral que estaba siendo muy insípido y casi incoloro.
El pragmatismo de Morena y del ‘Frente’ y la crisis en el PRI-PVEM acentuaron la indiferencia ciudadana en las elecciones de ayuntamientos, en particular en el caso de Benito Juárez.
Sin embargo, la iniciativa del gobernador Carlos Joaquín no solo vino a darle un poco de sabor al caldo, sino que obliga a los candidatos, casi todo ‘gatopardistas’, a tomar una definición.
Y la definición por el ‘no’ es sostener un monopolio caduco y por el ‘si’ es ampliar las opciones del sistema de transporte de Cancún, como cualquier capital mundial.
Pero el ‘no’, además, establece que los candidatos que están a favor de esta opción, le apuestan a la ‘estructura’ del Sindicato de Taxistas ‘Andrés Quintana Roo’.
El ‘no’ prácticamente es ir a buscar los votos de los taxistas inconformes, que en realidad, no son pocos, y el ‘si’, apostar por el voto ciudadano.
De hecho, algunos aspirantes que ya quedaron fuera de la ‘jugada’ le apostaron a los ‘taxistas’ y en el ‘pecado llevaron la penitencia’.
De alguna forma, la consulta ofrece anclarse al pasado o subirse al futuro.