Quizá haya quien asegure que la protesta de manos caídas de agentes ministeriales es nada más anecdótico, pues simplemente no agarran a nadie y la impunidad está igual de peor que siempre.
Lo cierto es que el paso de Procuraduría -como dependencia del Gobierno estatal- a Fiscalía -autónoma-, no ha arrojado el mejor de los resultados.
Simple y llano, la Fiscalía fue enviada a la guerra sin fusil y los resultados van entre el fracaso y la desesperación.
El problema parece ser presupuestal y las respuestas están en Sefiplan y en el Congreso del estado.
Y por cierto, como suele ocurrir en estas crisis, el Congreso del estado sigue al pie de la letra su librito: patear la lata o mirar hacia el otro lado.
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