CIUDAD DE MÉXICO, MX.- Ni la advertencia de Ricardo Anaya al presidente Enrique Peña Nieto de que no quedará impune, porque habría una fiscalía para investigarlo por los casos Odebrecht, Casa Blanca y Ayotzinapa dio vida al ánimo perredista en Ciudad de México, que en masa fue acarreado al pie de la columna de la Independencia para cerrar la campaña de él y de Alejandra Barrales en la capital del país, publicó La Jornada.
La respuesta de mujeres y hombres acalorados y hartos pasó de escasa a inexistente, cuando Anaya y Barrales pretendieron encenderlos con discursos vacíos y repetitivos.
Los promotores y organizadores del traslado de familias empobrecidas –beneficiarias de programas y prebendas en las delegaciones de la ciudad– anunciaron que en torno del monumento levantado por el arquitecto Antonio Rivas Mercado, a solicitud de Porfirio Díaz (para conmemorar los 100 años de la Independencia en 1910), en Paseo de la Reforma y Florencia, había 150 mil personas. Con cifras más conservadoras la policía enfrió la efervescencia, pues calculó en 60 mil el número de asistentes al mitin de panistas, perredistas e integrantes de Movimiento Ciudadano.
Con el cuadro de la colonia Cuauhtémoc paralizado por horas, se inició el cierre de campaña de Ricardo Anaya. Como si se tratara de una despedida, ocupó más de la mitad del tiempo –16 minutos con el micrófono– para agradecer a perredistas –por la evidencia de una movilización tan grande–, Movimiento Ciudadano y Partido Acción Nacional.
Sin mediar, la emprendió contra Peña Nieto. Primero dijo que el mandatario le tiene miedo, porque “cuando yo sea presidente de México habrá una fiscalía que investigará al jefe del Ejecutivo y su participación en los escándalos de corrupción del sexenio. No quedará impune lo sucedido en Ayotzinapa, con la Casa Blanca, con la llamada estafa maestra y Odebrecht. Va a haber justicia.”
Sin mencionar a Andrés Manuel López Obrador, se limitó a solicitar respaldo a las mayorías perredistas: “Ahí anda el otro candidato que ya ofreció perdonar a los corruptos. Yo les pregunto: ¿quieren perdón para los corruptos?”.
Sin prender, sin atrapar, con un discurso escaso de ideas y propuestas, Anaya habló sobre sus sueños, cuando lo persigue la pesadilla acompañada de la acusación de probables hechos de corrupción: “Finalmente quiero decirles que estamos a sólo siete días de lograr el cambio profundo con el que ustedes y yo soñamos. El México que soñamos es aquel en el que no hay corrupción, en el que el gobierno se conduce con honestidad. El México que soñamos es aquel en el que nadie vive en pobreza extrema, es un México solidario donde avanzamos todos juntos. El México que soñamos es aquel en el que hay prosperidad para todos. El México que soñamos es un México seguro y en paz”. (Fuente: La Jornada)