Como nunca, un proceso electoral local de Quintana Roo resultó tan deseado como el actual, en que están en juego los 11 ayuntamientos.
Y no es por la guerra sucia o un fraude electoral anticipado, sino por el triste espectáculo que ofrecieron los actores políticos al cambiarse de un partido a otro, como si fueran calcetines o cambiar de candidato, como si fueran estampas de un álbum ‘Panini’.
Unos que eran del PRI se fueron al ‘Frente’, pero luego se fueron con la ‘opción independiente’; otros que están en Morena se fueron al PAN y el PRD, y quienes eran azules, rojos, verdes o amarillos ahora son guindas.
De plano quedaron borradas las ideologías, los principios y hasta la pulcritud política.
Lo importante es seguir en la jugada, con cualquier color de camisa o cachucha.