CDMX, MX.- Andrés Manuel López Obrador, quien el pasado domingo fue elegido para ser el próximo presidente de México, es un producto de la izquierda política; sin embargo, su victoria es parte del fenómeno global que representan en la actualidad líderes populistas en ascenso, publicó en su página editorial el diario estadunidense ‘The Washington Post” y que retomó en su edición dominical el diario capitalino El economista.
Al igual que muchos de ellos, incluido el presidente Trump, el señor López Obrador promete derrocar al establishment; dice que sólo él es capaz de cumplir un conjunto de promesas que en realidad resultan ser descabelladas; critica a los medios de comunicación, a tribunales, a grupos de la sociedad civil y a todos aquellos que se atrevan a cuestionarlo.
Al igual que otros populistas, el nuevo líder mexicano también ha sido vago y en ocasiones contradictorio, al matizar sobre políticas públicas que intentará implementar. Por ejemplo, insiste en que al llegar a la presidencia llevará a cabo una “transformación”, comparable a la Independencia de México.
En este tema seguramente fracasará. La pregunta es: ¿qué tanto daño podrá hacerle al sistema democrático que le permitió llegar a la presidencia?
Después de negarse a aceptar la derrota en la contienda presidencial del 2006, el señor López Obrador afirmó, sin pruebas, que las elecciones de este año se las podrían robar. Sin embargo, la votación del pasado domingo fue libre y la contienda equitativa y sus rivales pertenecientes al establishment aceptaron rápidamente sus respectivas derrotas.
De confirmarse los resultados correspondientes al Senado y cámara de Diputados, el señor López Obrador tendría mucho más poder que el que tuvieron los gobiernos autocráticos del siglo pasado.
En realidad, la dimensión de la victoria del señor López Obrador se debe mucho más al masivo rechazo de los mexicanos hacia los partidos tradicionales por su incapacidad de terminar con la corrupción y la violencia que por el apoyo a un político de 64 años de edad.
El señor López Obrador prometió “eliminar no reducir” la corrupción, aunque no ha dicho la forma en que lo hará. Simplemente, él mismo se pone como ejemplo.
Gobiernos en América Latina deben evitar tomar medidas como las que promete implementar el señor López Obrador, pues con ellas erosionarían a las instituciones democráticas y las libertades de los medios de comunicación.
El señor Ló´pez Obrador le ha hecho una serie de promesas muy ambiciosas a los mexicanos.
¿Qué hará López Obrador si no puede cumplir sus promesas? (Fuente: El economista)