Prácticamente Cancún se está empezando a acostumbrar a que día a día se presenten ‘ejecutados’.
Pero lo más grave es que los cancunenses también se empiezan a acostumbrar a la impunidad.
Sin embargo, de repente hay hechos violentos que, por ser aún más dramáticos, obligan al retorno de la indagación, el enojo y el abatimiento.
La noche de este miércoles un joven estudiante fue ejecutado dentro de las instalaciones de la UNID, que se ubica en la avenida Kabah, no tan lejos de las sedes de la Fiscalía General del Estado (FGE) y las Secretarías estatal y municipal de Seguridad Pública.
Y se repite la lamentable rutina de casi siempre. Los sicarios huyen porque no hay policías que los intercepten y es casi seguro que la FGE jamás dará con los asesinos.
En medio de este escenario en que priva la impunidad, el Gobierno del estado tiene otras preocupaciones-ocupaciones en esta espiral de violencia y en el que nadie está salvo.
La preocupación sigue siendo que estos hechos no afecten la imagen del destino y, si es posible que no se divulguen, pues mejor.