Una cosa es una cosa y otra cosa, otra cosa.
Si bien Morena arrasó en Quintana Roo el pasado 1 de julio, está muy, pero muy lejos de ser un partido hecho y derecho en la entidad.
Hasta ahora Morena-QR es un puñado de suertudos u osados que de golpe y porrazo se convirtieron en el principal partido en Quintana Roo, con incluso las presidencias municipales de las tres ciudades más pobladas del estado, pero gracias a la ola de Andrés Manuel López Obrador.
Pero cuando aún Morena está en proceso de tratar de ser un partido en la entidad, han iniciado los enfrentamientos entre grupos y hasta ha surgido ‘líderes morales’.
Ya hay una pugna por el cargo de coordinador de programas que actualmente ostenta Arturo Abreu, que ni pinta ni da color y tuvo un presentación ante la sociedad más que fatal al asistir al besamanos que la clase política local realiza cada año a Gastón Alegre.
A la par, Luisito Alegre, como diputado federal (plurinominal) se ha asumido como líder moral, pasando por encima de viejos y nuevos liderazgos.
Y no es ni el principio.