Enrique Peña Nieto quedó a deber a Quintana Roo y mucho.
Las obras de infraestructura se cuentan con los dedos de una mano.
Quizá la más relevante serían los tramos a Holbox y Playa del Carmen, derivados de la autopista Cancún-Mérida, pero resultaron un auténtico robo en despoblado porque son de un solo carril de ida y otro de vuelta y son de cuota, con tarifas muy elevadas.
Pero, lo más grave, fue en materia de seguridad, donde prácticamente dejó solo a Quintana Roo. Si bien, mandó elementos de la Policía Federal, está estrategia no funcionó y la delincuencia subió como la espuma, como en casi todo el País.
Y, dicho sea de paso, no actuó a tiempo frente a la corrupción de Roberto Borge y su grupo.
Como en casi todo México, Peña Nieto seguramente no será extrañado en Quintana Roo.