El pasado 7 de septiembre, sicarios dispararon en contra de un ‘table’ de la supermanzana 63. El ataque fue para exigir el derecho de piso. Las balas alcanzaron mortalmente al guardia de seguridad.

Félix Alejandro era tan sólo el guardia y se convirtió en otra víctima colateral de la violencia sin límites que prevalece en Cancún y Playa del Carmen.

En su inmensa ineficacia, la Fiscalía General del Estado (FGE) da por sentado que todas las víctimas de violencia son narcomenudistas o sicarios.

Pero, a la vez, mantiene una cifra oculta de víctimas colaterales. De personas contra quienes no estaban dirigidos los ataques, pero que estaban en el lugar, y la hora equivocada.

La FGE ni siquiera se molesta en precisar cuándo se trata de una víctima circunstancial.

El ocultamiento de las víctimas circunstanciales de la violencia sin límites de Cancún es parte de la criminal ineficacia de la FGE.

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