Todo parecía indicar que Remberto Estrada estaba realizando, pese a todo, un buen cierre de administración.
Sorprendió a propios y extraños cuando se desistió a tiempo de la venta del Lote 19 de Playa Marlín, luego que un grupo de empresarios de la Mesa de Seguridad y Justicia de Cancún empujaron esta operación para obtener recursos para el equipamiento de las corporaciones policiacas.
Luego se opuso a la prórroga de las concesiones de transporte urbano, que fue impulsada por Morena y fue aprobada por un grupo de 12 regidores.
Y cuando parecía que tendría un final espectacular con otros temas candentes como el Plan de Desarrollo Urbano (PDU) o las concesiones de recolección y disposición final de la basura, “se ponchó en la novena con casa llena”.
El PDU, que fue rechazado por ciudadanos en su etapa de consulta, fue aprobado a puerta cerrada por el Cabildo.
Quizá el PDU quedó al final de maravillas, pero ¿por qué en privado?
Dirían las mamás y las abuelitas: “No hagas cosas buenas, que parezcan malas”.