PUERTO MORELOS, MX.- El ingeniero de la malograda obra junto al Super Aki fue advertido por los trabajadores que los metales de la estructura estaban mal soldados y que era un peligro, pero no hizo caso y ante la insistencia del personal, afirmó que lo arreglaría únicamente si el costo salía del salario de los albañiles. Nadie volvió a protestar.
Así lo narra Jacobo Domínguez, desde la hamaca en la que permanece incapacitado desde hace mes y medio, en una pequeña habitación, mientras que su hijo Tomás, de 16 años, ocupa la cama, pues tiene una placa en la pierna, aplastada por las toneladas de escombros, aquel fatídico día.
“La mera verdad, el que construyó ahí, puso unos metales, pero estaban mal soldados. Se despegó y por eso se desplomó”, comentó el obrero, quien vino desde Campeche en busca de empleo y recursos para enviar a su mujer y sus otros seis hijos.
“Allá está muy escaso el trabajo; afortunadamente Padre Dios me dio una familia con siete hijos”, comentó.
Después del accidente, el contratista, Pablo Escalante, costeó los gastos médicos, en el Hospital General de Cancún, además de los traslados. Por un tiempo, les entregaba mil 700 pesos semanales para ambos, en lo que se recuperaban, pero al poco tiempo, comenzó a reducir este monto y desde hace tres semanas, ya no recibieron nada. Las llamadas a esta persona se van a buzón, pues opta por apagar su celular.
Aunque la empresa es lo que los albañiles conocen como “fantasma”, pues jamás se identificó con ellos o les mostró documento alguno, a través de un enlace en el gobierno, ya interpusieron una demanda ante la Junta de Conciliación y Arbitraje.
Al poco de ingresarla, por primera vez en semanas recibieron la llamada del contratista, pero para recibir amenazas.
“Nos amenazó; nos dijo que la pensáramos bien, que no hubiéramos puesto la demanda; que somos evangélicos y conocemos la Biblia”, recordó.
Jacobo Domínguez se defendió al decir que no podía comunicarse con él, pero para entonces había cortado el teléfono.
Ahora su situación es crítica, no tienen ingresos ni pueden buscar trabajo. Tampoco tienen quién los ayude
“Nos encontramos en una encrucijada, porque no tenemos ni para comida. Ahora no nos alcanza para un taco; no hemos desayunado y tampoco tenemos para la cena. Ni quien nos visite”, lamentó el hombre.
Contabilizan 120 accidentes en obras en QR; persiste impunidad, acusan
Van 120 accidentes en obras en el estado y hasta la fecha no se ha pagado ninguna indemnización a familias por omisión por parte de las autoridades laborales y ministeriales, acusó Juan José Chilón Colorado, líder del Sindicato Independientes de Trabajadores y Empleados Constructores (Sitec).
El también presidente del Consejo de Licenciados en Derecho, Juristas y Litigantes de Quintana Roo, indicó que la solución debiera empezar con un convenio de colaboración a ser firmados entre los 11 ayuntamientos del estado y la Secretaría de Trabajo, estatal y federal, además del Instituto Mexicano del Seguro Social.
“Las licencias de construcción debieran compartirse”, alegó. “Cada semana debieran enviar un informe sobre las obras. Así, los inspectores pueden ir directamente a inspeccionar las fuentes de empleo”.
Actualmente, no se le obliga al patrón que cumpla con sus obligaciones, y esta omisión significa que cuando hay accidentes, ni siquiera se abre una carpeta de investigación, por lo que los accidentados quedan en la indefensión.
Lamentó que las autoridades están enfocadas en los hoteles, pero dejaron de lado a los albañiles. (Noticaribe)