Más vale un mal arreglo que un buen pleito y, al parecer, Laura Beristaín finalmente entendió que no fue coronada emperatriz, sino que fue electa presidenta municipal. No le quedó de otra y terminó por acordar con el Cabildo los cargos más importantes.
Pero en realidad, Laura estaba dispuesta, como Nerón, a ‘quemar’ Playa del Carmen. Estaba dispuesta a todo, con tal de hacer entender que la que manda es ella y nada más que ella.
No obstante, el horno no está para bollos. Morena ha tenido un muy difícil inicio en sus tres gobiernos municipales del estado y Solidaridad presentaba el escenario más complicado.
De entrada, Laura ha perdido la gobernabilidad. Tiene un bloque de 10 regidores en contra. En pocas palabras ya no tiene una mayoría ‘automática’ en el Cabildo y con un con un voto más puede sufrir un ‘cabildazo’.
Laura tendrá unos tres años muy complicados.