Hasta ahora, el gobernador Carlos Joaquín había tenido una muy tersa relación con el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.
Aunque la relación de López Obrador, como dirigente de Morena, con Carlos Joaquín, incluido de paso, su hermano Pedro, no había sido muy cordial.
En la campaña a la gubernatura, López Obrador usó la figura Pedro Joaquín, como titular de la Secretaría de Energía, para darle sus rozones al actual Gobernador, a quien también le aplicó una de sus reiteradas puyas, a la que solo cambiaba de nombres en cada entidad federativa.
No obstante, días antes de la elección del 1 de julio de pasado, Carlos Joaquín, como parte de la Asamblea de Gobernadores de Acción Nacional (GOAN), anticipó su plena disposición a dialogar y colaborar con el gobierno que resulte electo, “por el bien del país”.
Y ya como presidente electo, el gobernador ha asistido a casi todas las convocatorias de López Obrador.
Pero, ayer, en la sesión solemne de la Legislatura local por 44 aniversario de la creación del estado, Carlos Joaquín, al parecer dio un golpe de mesa en su relación con el tabasqueño.
“De ninguna manera nadie puede sentirse redentor y tener soluciones mágicas por el simple hecho de haber ganado una elección”, dijo el Gobernador.
Quizá López Obrador ya tiene algunos planes para Quintana Roo, que no comparte el Gobernador o quizá sea algo un asunto más tenue que esté relacionado a la crisis política de los gobiernos municipales morenistas.
Seguramente, con el tiempo habrá más precisiones.