Cuando somos lo contrario que presumimos (cosas como “mi casa es tu casa…”), nos aflora la mala sangre, el criollaje traumado, brinca el patriotero que se cree al 100% lo que dicen la tele y sus cuates de redes. Es la calaña que daba la bienvenida a ejércitos gabachos y franceses, los que aplaudían a Don Porfirio cuando asesinaba yaquis y mayas. Hoy berrean en facebook/twitter que ya tenemos muchos pedinches: ¡que los saque el ejército… una señora le pegó a un pobre policía… que los regresen a su chiquero… que se vayan por donde vinieron!
Pareciera que el derecho de migrar (o huir, o asilarse, o ir de paso o asentarse), sólo es de nosotros por una simplona denominación de origen: los de más abajo no… los de islas pobres no… los que huyen de masacres o dictadores no… aunque sólo vayan de paso ¡no! Y fácilmente damos el sí a cualquier psicótico con un puñado de dólares en el pueblo, en la playa, en sus próximas elecciones.
Este trágico buscapié a las puertas de México está hecho con masa y sangre; lo han armado cobardemente ciertas fuerzas capaces de aprovecharse de la miseria y convertirla en capital político, en este caso el amaño de una singular caravana que no es de mercaderes ni de invasores, ni todos quieren estar en México; quieren llegar a EUA, donde algunos lobbies y fanáticos no los quieren de ningún modo. A la vez, por increíble que parezca dentro del imperio hay gente que obra en pro de los desterrados, tengan pedigrí mexicano o sin papeles que garanticen que son más pobres.
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Mueven los abusivos a sus peones en el tablero global; hoy toca a una multitud de América Central mostrarnos el esclavismo que padecen, tan semejante al de nosotros: secuestro, racismo, asalto, cero oportunidades, acoso, trata de personas, feminicidios y homicidios medidos a minuto… Por eso la gente deja su tierra; nosotros emigramos desde el siglo XIX por un mejor trabajo como eterno motivo, y nunca bajo una barbarie como la desatada en 2006. Para el patriotero son minucias, “son criminales, esa gente es nada comparado con éxodos bíblicos o el holocausto, esos sí eran de verdad…”
Para millones como tú y yo, a unos y otros les tendemos la mano, hoy como ayer a quien quiera quedarse, a quienes sólo van de paso, maras y demás especies de pobreza incluidas pues su negocio no es en México, es al otro lado, allá se hicieron. Pues ahí le va una torta, un taco, una moneda, y que le vaya bien.
Millones de mexican@s no somos patrioteros porque no somos oportunistas, estamos aparte del sistema aquí y al otro lado. Llevamos mucho en esto de ayudar gente en desgracia, tan o más fregada que nosotros: indios prófugos, esclavos y cimarrones, minorías francesas, náufragos chinos, gringos de todo tipo, la república española abandonada, el perseguido por militares al sur y centro del continente, refugiados por guerras y revoluciones, hasta emprendedores venidos a menos; de 1994 a estos días los expulsados en campamentos, los que penden del tren siempre al norte. Ayer llegó una caravana, bien, ¿adónde van? Al otro lado.
¿Te suenan “las patronas” en Veracruz?, ¿el apellido Solalinde?, ¿alguna idea de cómo es la migración en los municipios autónomos/rebeldes en los altos de Chiapas y el Petén? En principio son gente aparte del sistema, hay mujeres que hace años sólo por echar la mano dan un taco y agua, a tanto prieto a lomos de bestia arriesgando la vida por trabajo y paz… Otra es la aplicación directa del evangelio a quien sí lo necesita en la batalla del siglo XXI, no sólo en su entierro o en la iglesia pederasta… Los demás son gente de hace miles de años, mayas de Honduras, Guatemala, Belice y México; hoy se encuentran en la encrucijada global, no tienen la misma prisa del neo capitalismo ni sus fines, saben quién es el verdadero enemigo.
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Este deforme buscapié de multitudes, politiquerías y mañas, no sólo va dirigido a la ciudadanía mexicana y a sus principios; como toda maniobra geopolítica orquestada en la oscuridad, es un bumerang que quiere descalabrar a quien se atraviese. El éxodo hondureño es el ojo del huracán; muy cerca del Suchiate están los municipios y regiones zapatistas; en la capital del país está el próximo gobierno nacional aún sin serlo. ¿Qué causará el ventarrón en cientos de organizaciones criminales (de cuello sucio o blanco), que operan en toda la república? ¿Cómo perciben decenas de miles de ilegales junto al muro en Tijuana y demás ciudades fronterizas, a esa caravana de miles como ellos?
Día a día afloran rostros y nombres de los operadores del movimiento de tanta gente en Honduras –diputados bien financiados, lidercillos de guiñol; y en las palabritas del señor Trump y sus lobbies sobre cómo se porta el estado mexicano, hay un tufo a patriotero bufón que se siente un gran paso delante de todos, tiene toda la información desde antes.
Pero no es así, ignoran buena parte de lo que somos capaces. Para empezar le echamos la mano a quien esté en desgracia, a quien sólo va de paso, hacia Paso del Norte. Allá le seguimos.
Casa del árbol SMA
octubre 2018