La Movilidad y en particular el tremendo desorden que priva en las empresas y sindicatos de transporte es uno de los grandes pendientes del Gobierno estatal.
Como en casi todos los rubros de la administración estatal, el ex gobernador Roberto Borge dejó un tremendo desorden en materia de movilidad, que en mucho el propio ex Mandatario propició al convertir a la Secrtería de Infraestructura y Transportes en toda una máquina de corrupción.
Hasta ahora, la nueva Ley de Movilidad es ‘letra muerta’ y al parecer su principal propósito fue sacar a Uber del estado.
En contraste, el Gobierno estatal sigue siendo contemplativo con la plaga de las ‘vans’ TTE, gran negocio del ‘felixismo-borgismo’, y las empresas de transporte foráneo, también derivadas de sindicatos de taxistas.
Y por si algo faltara, los conflictos entre diversas modalidades de trasporte brotan por todos lados, como está ocurriendo en Playa del Carmen, entre taxistas y ‘motos taxis’.
La nueva ley, el Instituto de Movilidad y el relevo de Jorge Pérez en sustitución de Alejandro Ramos, no han sido suficientes.
Parecería que la política de movilidad sigue siendo la de “a rio revuelto”.