Por si el PRI no tuvo suficiente en Quintana Roo en 2016 y 2018, los comicios intermedios de 2019 no ofrecen la posibilidad para la recuperación de la otrora aplanadora.

Hace apenas tres años, el PRI, además de tener a Roberto Borge como gobernador, controlaba los entonces 10 municipios y dominaba el Congreso del Estado.

Por si fuera poco, con su entonces socio, el PVEM, tenía todas las posiciones federales de mayoría.

El control era total.

Hoy el PRI apenas gobierna un municipio, en el Congreso del estado es minoría, no tiene legisladores federales y, por si fuera poco, su sociedad con el PVEM, se ha acabado.

Tampoco le quedan ‘figuras’. Unas están en retiro involuntario, otras en la cárcel o prófugas y otras en otros partidos.

Dicho sea de paso, la figura más prometedora del PRI del reciente proceso de sucesión, José Luis ‘Chanito’ Toledo ya está fuera de ese partido y ahora es algo así como el dirigente estatal de Movimiento Ciudadano, después de un paso fugaz por el PRD.

De ser el partido dominante hace apenas tres años, el PRI lucha por la supervivencia en QR.

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