El gobernador Carlos Joaquín tiene muchos pendientes y agravios con los chetumaleños, lo que se reflejó en la gira del pasado domingo en la Explanada de la Bandera, de la capital quintanarroense.
El arrollador triunfo que tuvo el ‘joaquinismo’ hace dos años y medio en Chetumal, tuvo mucho que ver con el despido masivo de trabajadores del Gobierno del estado que llevó a cabo Roberto Borge, ante la presión de las calificadoras financieras por la deuda estatal fuera control.
Pero el actual gobierno continuó con los despidos, aunque no en la forma tan grosera como ocurrió con ‘Beto’ Borge, que despidió a miles ‘de un jalón’.
Con el actual gobierno se aplicó el método de ‘despidos hormiga’. En cada quincena son despedidos de 5 a 10 empleados estatales.
Pero, además, hay amenazas permanentes contra los trabajadores, de que si no se aplican, serán los próximos en ser despedidos.
Los empleados estatales, en una ciudad donde la principal fuente de empleo es el Gobierno del estado, están sometidos a tremenda presión, lo cual no solo repercute entre la burocracia capitalina.
Chetumal ‘no esta para bollos’, lo cual fue más que evidente el pasado domingo.