Por Leslie Gordillo

CANCÚN, MX.- Con la intención de hacer algo bueno por la vida de los demás, especialmente de migrantes que por necesidad salieron de su ciudad o país de origen y quedaron completamente vulnerables, sin hogar, ni forma de subsistir, nace la fundación Nuevo Corazón Villa de la paz, filial de Nuevo Corazón en Monterrey a cargo de Hernán Garza Díaz y que próximamente tendrá una filial más en Hermosillo.

La realidad, es que para seguir alcanzando corazones y logrando historias de éxito, se requiere del apoyo de quienes puedan donar en especie, ropa, comida, zapatos e incluso herramientas para que estos migrantes puedan aprender a trabajar. Y es que, en este centro, se entregan comidas completas a quienes más lo necesitan, pensadas en su nutrición; además, se les da un tratamiento para que, si atraviesan por una situación difícil, sobre todo alguna adicción, puedan superarla con ayuda de psicólogos y personal capacitado, a la par de que aprenden algún oficio para subsistir.

“Ayudamos a personas en situación de calle, personas fuera de su país o fuera de su estado. Atendemos a quienes tienen necesidades extremas, en situación de calle que han venido a Cancún buscando trabajo, pero por azares del destino pierden sus documentos, artículos personales y sobre todo intenciones por no tener nada”, explicó Juan Carlos Buz, director general de la fundación Nuevo Corazón Villa de la Paz.

Son personas, dijo, que al perder todo, se quedan incluso sin una buena presentación, nadie los contrata porque no tienen documentos y en Nuevo Corazón les dan desde un plato de comida, la oportunidad de baño, cambio de ropa y aprendizaje de un oficio, así como el apoyo para que recuperen sus documentos.

“La experiencia para mí ha sido muy buena, satisfactoria, me ha alejado de las drogas y el alcohol, ahora tengo un concepto de vida más bueno. Sé que tengo que trabajar en mi actitud, y con el grupo de Guerreros de la luz aquí en Nuevo corazón, estoy acompañado para salir adelante y recuperar mi vida, mi trabajo, gracias a Dios ahorita estoy trabajando ya… mi vida ha cambiado un 90 por ciento”, contó Roberto, quien lleva ya un año visitando la fundación.

En esta filial se reciben principalmente a personas de Ecuador, Colombia, Uruguay, Venezuela, Honduras y El Salvador; así como de los estados de Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Guerrero y la Ciudad de México; y se atienden diariamente entre 60 y 80 personas.

“Cuando buscamos la oportunidad las personas que hemos estado en situación de calle, porque conmigo sucedió, que quiere decir esto, que por lo menos comencemos por desprendernos de una sonrisa al querer ayudar a una persona… lo importante no es tanto el comedor, lo que queremos es ayudar a las personas a que dejen de estar en situación vulnerable y aprender un oficio”, puntualizó. (Noticaribe)

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