CIUDAD DE MÉXICO, MX.- El costo del Tren Maya podría elevarse a por lo menos 480 mil millones de pesos, cuatro veces lo que ha planteado el gobierno federal, debido a tres principales problemas tanto en su planeación como en su viabilidad, consideró Ana Thais, investigadora del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), publicó El Financiero.

En una nota técnica sobre el proyecto, la organización evalúa que el costo podría elevarse hasta 10 veces de lo anunciado por las autoridades, luego de una comparación de 23 casos internacionales en trenes de Francia, España, Italia, Alemania, Japón y China, e incluso con el Tren Interurbano México-Toluca.

Para ese proyecto, comentó Thais, la ausencia de derechos de vía elevó el costo de la obra. Una situación similar podría afectar al Tren Maya, a decir de la investigadora, pues más de la mitad del trazo no cuenta aún con derechos de vía.

“Es cierto que parte del trazo que ellos están proponiendo ya está adquirido, ya hay vía férrea por donde se quiere pasar y se dice que en esta zona solamente sería necesario de alguna forma cambiar la infraestructura para que pase el tren; sin embargo hay 900 kilómetros en los que no hay derecho de vía y muy probablemente también tengan que pasar por terrenos ejidales”, alertó.

Aunque la administración federal sostiene que se utilizarán terrenos del tendido de alta tensión de la Comisión Federal de Electricidad, no es lo mismo el cableado de luz que una vía férrea, destacó. En un recorrido realizado por El Financiero, se observó que el tendido de alta tensión en el tramo de Escárcega a Cancún no corre a la par de la carretera sino que cruza de un lado a otro del camino, por lo que la vía férrea no podría seguir esa ruta.

Un segundo aspecto que comprometería la viabilidad del tren es la baja densidad de población de las ciudades por donde pasará, explica el estudio.

“Si tienes muy pocas personas alrededor de las estaciones, es muy probable que poca gente utilice el tren y si muy poca gente lo utiliza, entonces no genera las ganancias suficientes para 1) dar los costos de inversión, 2) asegurar que ese tren va a poder operar a través de sus ganancias y no a través de un subsidio del gobierno”, señaló Thais.

“Si está destinado solamente a ser turístico, tampoco ayuda a la situación del aforo. El Tren tiene que encontrar la forma en que más pasajeros se sumen a estos trayectos”.

En el análisis del IMCO, ninguno de los 23 trenes estudiados es especialmente turístico, a la vez que tampoco se encontraron casos de trenes mixtos entre pasajeros y transporte de carga.

“La experiencia internacional nos llevó a dos conclusiones sobre el tema: en Europa, una zona que tiene tradición de construir trenes de este tipo, los trenes se especializan en pasajeros; y en EU se especializan en carga: es decir, la tendencia mundial en este tipo de proyectos es especializarse”, detalló.

Dos vías, una alternativa

En caso de no especializarse y emplear el tren tanto para carga y pasajeros, la investigadora planteó dos escenarios: o bien que el transporte de carga se encarezca por las pausas que implica el traslado de pasajeros, o bien, construir dos vías.

“Lo que nosotros podríamos estimar es que si se hace un tren de pasajeros y de carga lo que podría suceder es que acabes empujando la carga hacia el sistema carretero, lo cual a su vez genera menos ingresos para sostener el tren”, detalló.

Por el otro lado, la opción de construir dos vías dispararía los costos de construcción del tren, además de que se limitaría la posibilidad de usar las áreas donde ya se cuenta con derechos de vía.

“Se podría pensar en la opción de tener dos vías, una únicamente para carga y una únicamente para pasajeros; esto tiene dos consecuencias: se eleva el costo de construcción, lo cual a su vez genera que el proyecto no sea tan rentable, y la segunda es en el impacto medioambiental, ya no estás hablando de que sólo vas a requerir 15 metros para la construcción, sino como a lo mejor ya son dos vías a lo mejor requieres 50 metros más el espaciado entre estas dos vías”, explicó.

Ante estos escenarios, el IMCO urgió al gobierno federal a pulir la planeación del proyecto, considerado por las propias autoridades como el más importante del sexenio, con el fin de hacerlo rentable y ser realistas con las proyecciones de pasajeros que movilizará y los usos que podrán aprovecharse.

“(Se propone) Asegurar los beneficios sociales que el proyecto pretende generar a través de la planeación integral y con base en los estudios de factibilidad económica, legal, técnica, ambiental y social que permitan aprobar la etapa de construcción del proyecto”, expone el estudio en las conclusiones. (Fuente: El Financiero)

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