YUCATÁN, MX.- Un fin de semana, una casa de campaña y el mar turquesa fueron suficientes para que Cathy y su esposo Óscar, se enamoraran de El Cuyo (Yucatán) y decidieron dejar su vida en Playa del Carmen, Quintana Roo, para iniciar una nueva en el pequeño pueblo, publicó El Financiero.

El Cuyo, en el municipio de Tizimín, es parte de la costa yucateca que está más cercana al mar Caribe, y que durante años solamente fue conocida como una comunidad de pescadores, poco a poco se ha convertido en un atractivo para turistas internacionales, en buena parte por las acciones de Cathy Sissens.

Sissens, es una inglesa que hace algunos años decidió dejar su trabajo en la industria turística de Europa para viajar a México y vivir en el Caribe.

“Quería cambiar para hacer algo diferente, tomé un curso para ser maestra de inglés y me quedé un año enseñando”, dice la mujer que durante su primera etapa en tierras mexicanas vivió en Playa del Carmen.

Mientras trabajaba en la costa quintanarroense, conoció a Óscar Flores, un veracruzano que vivía también en el lugar.

“El fin de semana venimos acá (a El Cuyo) con nuestra casa de campaña, en eso momento no había nadie en El Cuyo, el mar como espejo”, recuerda Cathy, que ahora dedica sus días a enseñar inglés a las personas que así lo quieran en la comunidad.

Esos días fueron suficientes para decidir que la pareja cambiaría su residencia a la costa yucateca. “Poco a poco (empezamos) a buscar donde podemos ganar la vida”, dice Cathy que domina bien el español.

Primero dio clases en la escuela local, pero dijo que era complicado ya que cerca de 90 niños acudían a diario y era difícil que todos tuvieran la misma disposición de aprender.

Luego, junto con Óscar, quien ha dividido su vida entre la cocina y el diseño gráfico, empezó la aventura de colocar un restaurante.

Pero Sissens se dio cuenta que era poca la gente que llegaba a la costa, por lo complicado que resultaba conocer horarios de transporte, costos de hotelería y en general el qué hacer en el lugar.

Cathy dice que luego de platicar con varios turistas extranjeros, los pocos que llegaban al lugar hace más de un año, se dio cuenta que tuvieron que pasar por muchos problemas para llegar, no solo por la distancia con Mérida, si no por la dificultad de encontrar en línea opciones para hacerlo.

Al buscar en Lonely Planet, una guía turística que utilizan principalmente viajeros de habla inglesa, se percató que si bien existían textos para llegar a Mérida, Chichén Itzá o Valladolid, no había ninguna información para llegar a la zona nororiente de Yucatán.

Fue entonces que decidió abrir una cuenta de Instagram y un pequeño sitio web para dar tips a los viajeros internacionales sobre los atractivos de la zona.

En elcuyo.net Cathy habla de todo lo que se puede hacer en El Cuyo, dando tips para llegar, cómo reservar estancias, dónde comer, cómo viajar a Las Coloradas, Holbox y otros atractivos cercanos.

Desde que abrió la cuenta, en la que principalmente sube fotos y textos para promover el turismo internacional, Cathy se ha convertido en un referente.

“Gran parte del día la paso contestando mensajes que preguntan cómo venir o dónde quedarse”, dice en la cocina del restaurante que junto con Óscar, fundó hace algunos meses, llamado ‘El chile gordo’.

Su labor para atraer turismo a su nueva casa parece desinteresada, pues en muy pocas de sus publicaciones, menciona su negocio y promueve a otros restaurantes locales y lugares que bien podrían ser su competencia directa.

“De hecho no pongo el restaurante, de hecho no hago publicidad, no quiero que la gente piense que no soy objetiva”.

Su trabajo y el de su esposo, que además del restaurante abrió un taller donde junto a jóvenes de la región fabrican tablas de surf, kitesurfing y skateboarding, ha puesto al pequeño poblado de Tizimín en el mapa.

El gobierno de Yucatán a través de la Sefotur busca ahora promover el sitio, como una opción distinta a los otros destinos de playa al oriente del estado, como Río Lagartos.

Actualmente, El Cuyo es uno de los puntos preferidos para la práctica de ‘kitesurfing’, por la naturaleza de sus aguas y vientos.

Cathy dice que ahora ve mucho más ‘güeros’, como ella misma los llama, por lo que muchos de los locales ya se acercan a ella para pedirle clases y atender mejor a un turismo que podría hacer crecer muy pronto a ese rincón yucateco cercano al Caribe. (Fuente: El Financiero)

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