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Por Leslie Gordillo | Fotos y video: Gonzalo Zapata

CANCÚN, MX.- Hace ya 49 años que se fundó la ciudad de Cancún, y si bien la seguridad es actualmente la principal preocupación de todos los que decidieron vivir en esta ciudad o en muchos casos a quienes les tocó nacer en este destino, hay otra problemática que día a día crece más: la movilidad.

Y es que con el crecimiento que ha tenido en tan pocos años, ha sido prácticamente imposible seguirle el paso, es una ciudad que todos los días requiere de más servicios tan básicos como la recolección de basura, la creación de nuevas escuelas, tuberías para llevar agua potable a las colonias más recientes y por supuesto vialidades adecuadas para el transitar de los miles de vehículos, transporte público, motocicletas y hasta bicicletas o patinetas para algunos valientes que deciden transportarse así en un destino tan complicado y con mínima cultura vial.

La realidad es que el Plan Maestro de Cancún, fue pensado para una ciudad en la que la población, no mucha, se quedaría a trabajar en los centros turísticos y regresaría a la zona centro comprendida entre avenida Bonampak, Chichén Itzá y la Avenida Rodrigo Gómez mejor conocida como Kabah, siendo la Nader la primera y más importante para sus fundadores.

Fue a finales de los años sesenta, cuando los arquitectos exploraban nuevas formas de convivencia dentro de las ciudades y para ellos Cancún fue la oportunidad casi irrepetible de crear algo auténtico, formar una ciudad de la nada y fue así como surgieron las súpermanzanas, cada una con sus “trozos de manzana” cubriendo un corazón, que son los parques tan distintivos de cada una de estas, al menos en la zona fundacional.

La idea era que cada una funcionara como una célula independiente para todos los comercios y servicios necesarios, ubicados en el parque central de cada Súpermanzana, limitar al mínimo los desplazamientos a través de las avenidas que las unen, pero desde el inicio comenzaron los problemas, pues los comercios, restaurantes y proveedores, comenzaron a ubicarse en los lugares de mayor accesibilidad que les garantizará un tránsito elevado de clientes y que son las avenidas principales, aunado claro, al crecimiento exponencial que se dio en muy poco tiempo.

Hoy avenidas como la Bonampak, Sayil, Labná, Yaxchilán, Nichupté, y por supuesto la Tulum, la Colosio, Portillo y Kabah, están viviendo nuevos caos vehiculares, sobre todo en horas pico, pero si de caos hablamos, el bulevar Kukulcán, es el claro ejemplo de una creación pensada para pocos y que hoy ha sido rebasada con los millones de turistas que visitan el destino y a quienes se suman los muchos trabajadores que todos los días recorren la zona hotelera.

Hoy avenidas como la Huayacan o la 135, que son de las últimas obras importantes más recientes, se han desahogado vialidades de manera contundente, pero son muchas más las acciones que urgen y si bien se tienen ya muchos proyectos con los que se busca resolver la movilidad de Cancún antes de que sea aún más grave: puentes que crucen la laguna, nuevos medios de transporte, una campaña de cultura para todos sus habitantes, lo cierto es que si no se destinan los recursos, si no hay interés y sobre todo voluntad política y ciudadana, será difícil tener resultados óptimos. (Noticaribe)

 

 

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