Por Gonzalo Zapata

CANCÚN, MX.- Iniciado su construcción en el año de 1986, el parque de ‘El Crucero’ hoy atraviesa por una situación que pretende desaparecerlo, tal y como se le conoce por los no pioneros de la zona urbana de este destino turístico.

Y es que el sábado 13 de abril el gobernador del estado, Carlos Joaquín González, presentó un proyecto de “rescate” de la zona, pero sólo en imagen, en el que se pretende “quitar” todo lo que existe, árboles, bancas y hasta el kiosco que le ha dado identidad al sitio.

El proyecto original se presentó en 1986 por el entonces gobernador, Pedro Joaquín Coldwell, hermano del actual Carlos Joaquín; el primero le dio la identidad al lugar y el segundo pretende eliminarla e imponer un “toque” moderno al mismo.

El parque en general es un lugar donde cientos de trabajadores acuden todas las mañanas para ofrecer sus servicios de albañilería, plomería, limpieza de terrenos, entre otros, aunque también ha sido utilizado para cometer actos delictivos a cualquier hora del día.

Antes de ser parque, el terreno fue utilizado por una gasolinería “Servicio Lima” que fue la primera estación de este tipo en el naciente destino vacacional, opero hasta principios de los 80 cuando se requirió el lugar para crear una plaza comercial que le permitiera a los primeros habitantes contar con un espacio para su distracción.

El crucero fue la unión de dos carreteras, antes de ser dos avenidas principales; primero unió la carretera Valladolid-Chetumal, ahora es el cruce de las avenidas López Portillo-Tulum.

Al nuevo proyecto de “remodelación” se han opuesto fundadores y pioneros del destino, quienes aseguran que con ello se estaría borrando parte de la historia de Cancún, además de que se le quita la oportunidad a los trabajadores de seguir buscando un empleo.

Pese a toda la historia del parque, hoy día el lugar también es ocupado por vendedores ambulantes de todo tipo, incluso hasta predicadores utilizan el espacio para “evangelizar” a quienes acuden al lugar.

Un primer proyecto de mejora se presentó durante la administración de Julián Ricalde, en el plano se previa una fuente enfrente del kiosko. Al final el proyecto tampoco fue bien visto y sólo se le dio una “manita de gato” al lugar para dejarlo como hoy se el conoce.

Ahora sólo hay que esperar si el Gobierno del Estado recapacita o mantiene su postura de borrar parte de la historia y la identidad de una parte de la zona urbana de este destino turístico. (Noticaribe)

 

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