Agencia Reforma

CIUDAD DE MÉXICO, MX.- México fue sometido ayer a presiones por todos los frentes.  El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aumentó su presión para que el Gobierno mexicano haga más para contener la migración ilegal. En la frontera sur cientos de personas provenientes de Centroamérica intentaron de nueva cuenta internarse en el País de manera ilegal.

Y por si fuera poco, las calificadoras Fitch Ratings y Moody’s revisaron negativamente la evaluación a la deuda soberana de México debido a la situación de la economía y las expectativas para Pemex.

En un tuit publicado apenas terminara la reunión entre funcionarios estadounidenses y mexicanos en la que se abordaron las medidas para contener la migración ilegal, Trump afirmó que hubo progreso en las pláticas, pero que no eran suficientes.

El jefe de la Casa Blanca agregó que de no llegar a un acuerdo, cumplirá su amenaza de imponer un arancel de 5 por ciento a todos los productos mexicanos, tarifa que subirá cada mes hasta llegar a 25 por ciento en octubre.

“Cuanto más altos sean los aranceles, mayor será el número de empresas que volverán a Estados Unidos”, insistió en su cuenta de Twitter.

Trump citó las cifras dadas a conocer ayer por la Oficina de Aduana y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) que reportó la detención, sólo en mayo, de 133 mil personas al intentar cruzar la frontera de manera ilegal.

Se trata de una cifra 30 por ciento mayor a la registrada en abril y la más alta de los últimos 13 años, de acuerdo con la CBP.

En ese contexto, en el sur de México, agentes de migración no pudieron evitar el cruce en la frontera con Guatemala de cientos de personas que lograron internase en territorio nacional en una nueva caravana.

La mayoría de estos migrantes fueron detenidos unos kilómetros más adelante cuando caminaban en grupo sobre la carretera que conecta Ciudad Hidalgo con Tapachula, a la altura del poblado de Metapa.

Por la tarde, Fitch Ratings bajó la calificación por mayor riesgo para las finanzas públicas, debilitamiento financiero de Pemex y la incertidumbre de políticas internas y amenazas comerciales.

Moody’s no bajó la calificación, pero cambió la perspectiva de estable a negativa, lo que significa que podría hacerlo en un mediano plazo.

Destacó que se ha mermado la confianza de inversionistas y que la ayuda para Pemex generará un costo para los siguientes años con afectación a las finanzas públicas. (Agencia Reforma)

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