Por Francisco J. Rosado May
fjrmay@hotmail.com
– Buen día don Juan, ¿cómo está?, ¿salió a votar el domingo?
– Sí, salí a votar, buen día.
– ¿Por quien votó?
– Por el mismo. Había pensado no ir a votar, pero recordé la ayuda que recibí y la comida que nos repartieron. Mi esposa también fue a votar conmigo, los dos mostramos nuestro agradecimiento.
Tuve esta conversación en Felipe Carrillo Puerto unos días después de la votación. Una conversación semejante había sucedido en las pasadas elecciones. Don Juan, una persona de origen Maya, es un nombre ficticio para proteger la identidad del informante. Sin embargo, con toda seguridad, esa misma conversación pudo haber sucedido en otras comunidades y en otros municipios del estado.
El voto de los pueblos rurales, locales y/o indígenas, ha sido muy poco estudiado. Coloquialmente se conoce como el “voto verde”, “participación político electoral indígena”, “voto rural” entre otros calificativos. Los pocos estudios se enfocan a determinar el porcentaje de población indígena votando, dato que no se recaba con certidumbre, o bien el ejercicio de los usos y costumbres locales para las elecciones. Uno de los pocos estudios que reflejan el comentario anterior está publicado en el número 3 del año 2014 de la Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, páginas 83-136, por Atenea Domínguez Cuevas y Gisela Santiago Benítez.
La Jornada del Campo publicó el número especial 131, el 18 de agosto de 2018, analizando el voto indígena en 2018. El censo del INEGI de 2010 ubica siete regiones indígenas en el país, una de esas regiones es la Maya Yucateca con 74 municipios en los tres estados de la península. En Quintana Roo se ubican los municipios de José María Morelos y Felipe Carrillo Puerto, quienes en las elecciones locales de 2019 formaron parte del Distrito XII; el otro municipio es Lázaro Cárdenas, el cual formó parte del Distrito I en las mismas elecciones.
En las elecciones federales de 2012 y 2018, el porcentaje de participación indígena fue mas alto en comparación con el porcentaje de población no indígena. Este fenómeno se mantuvo reflejado en las elecciones de 2019 en Quintana Roo.
De acuerdo con los datos del PREP del IEQROO, el promedio de participación ciudadana en las elecciones de 2019 en Quintana Roo apenas rebasó el 20%, el mas bajo en el país. Pero la participación fue diferenciada entre los diferentes distritos. En el Distrito I, en Lázaro Cárdenas, el porcentaje de participación ciudadana fue del 31.6%; en el Distrito XII, Felipe Carrillo Puerto y José Ma. Morelos, la participación ciudadana fue del 38.12%. En los distritos XII y XIV en el sur de Quintana Roo, con alta población indígena, el porcentaje de población participante fue mayor al 30.0%. El distrito II, curiosamente donde también hay una alta población indígena, ubicada en Cancún prácticamente, registró el porcentaje mas bajo de participación, fue del 11.63%
¿Cómo explicar lo anterior? Aquí va una hipótesis que está esperando su verificación mediante un estudio científico intercultural y, al mismo tiempo, asumiendo que la hipótesis no se rechaza, permitirá diseñar sistemas de acercamiento al electorado mucho mas eficaces, rebasando el ámbito del interés político per se y priorizando el interés del desarrollo público sostenible.
Entre los Mayas existe una tradición muy arraigada, se llama “t’oox”, que en español se puede traducir como repartición, dividir, distribuir. Cuando se hace una fiesta, sea de la comunidad o en una familia, los asistentes tienen como expectativa el t’oox, incluso llevan sus recipientes para recibir y llevar a su casa el t’oox. Los organizadores saben que además de lo que se dará a los invitados durante el evento, deben preparar suficiente como para repartir al terminar, para que cada uno lleve a su casa algo. Este es el t’oox.
Los políticos, en forma consciente o no, explotan el elemento cultural del t’oox. Lo hacen cuando reparten despensa, la torta y el agua en los mítines, el pago por el voto, como mucha gente dice que sucede, y otras formas para demostrar al votante que ese político, hombre o mujer, está dispuesto(a) a que cuando esté en el cargo seguirá la tradición del t’oox, es decir compartirá bienes, servicios, etc. Esto, como hipótesis, explica el comportamiento cultural del voto en comunidades indígenas. En el caso del 2019, la participación por arriba de la media estatal, en los Distritos I y XII.
Pero la realidad es otra. Cuando están en el cargo, normalmente los políticos se olvidan del t’oox y se dedican al “in tiá” (a lo suyo, individual).
Cuando la población rural/indígena lleva años de influencia de la vida citadina, no necesariamente pierden el valor cultural del t’oox, de compartir lo que tienen, sino que empiezan a definir con quien sí comparten y con quien no comparten. No van a compartir su voto con quien no sería un buen, o buena, candidato/a. Esto explica, como hipótesis, la bajísima participación en el Distrito II.
Conociendo lo anterior y sabiendo de la necesidad de la educación intercultural para enfrentar los grandes retos que la sociedad actual, indígena y no indígena, tienen en común, se puede explicar la conclusión mas importante del conversatorio que se llevó a cabo el 7 de junio de 2019, en el Patio Octavio Paz de la Biblioteca de México, con la participación del Secretario de la SEP, el Subsecretario de Educación Superior de la SEP, La Universidad Iberoamericana y el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas. Esa conclusión es la de incluir una visión intercultural en todas las universidades del país. La buena o mala formación intercultural marcará el destino de nuestra sociedad en un mundo globalizado.