ITALIA.- Con la muerte de Franco Zeffirelli, cuyo nombre real era Gianfranco Corsi, hoy sábado a los 96 años en su casa de Roma, desaparece una concepción del cine muy cercana a la operística. Hoy muchos directores también consideran las películas como herramienta para levantar grandes espectáculos, pero la línea de Zefirelli, heredada de un genio que fue amante suyo, Luchino Visconti, desaparece con él, publicó El País.
Visconti creó más apegado a la tierra y a los sentimientos que Zefirelli, cuya obra se mantuvo aferrada a un clasicismo en la forma y en los temas y autores que le inspiraron. Por eso la carrera del cineasta se ha prolongado durante seis décadas a través de la gran pantalla, el teatro y la ópera.
El autor, nacido en Florencia en 1923, obtuvo reconocimiento en los años sesenta y setenta con sus versiones cinematográficas de Romeo y Julieta, de 1968, por la que fue nominado al Oscar, una biografía de san Francisco de Asís (Hermano Sol, hermana Luna, 1972) y por una serie de televisión, Jesús de Nazareth, estrenada cinco años más tarde y que también produjo.
Franco Zeffirelli “se ha apagado serenamente tras una larga enfermedad, que se agravó en los últimos meses”, ha recogido algunos medios italianos citando fuentes cercanas al cineasta.
Firmó 25 largometrajes, muchos inspirados en su pasión por la ópera. Fue amigo y admirador de Maria Callas, a la que dedicó un biopic sobre los últimos años de la diva en su última producción, de 2002, Callas Forever. Antes había dedicado filmes a Falstaff (1964), La bohème (en 1965 y, de nuevo, en 1982), Carmen (1978), La traviata (1982), Tosca (1985), Otello (1986) o Turandot (1989).
Su encuentro con Luchino Visconti, con el que comenzó a trabajar como actor, marcó su vida profesional y personal. Mantuvo una relación con el famoso director que se quebró bruscamente cuando Visconti lo hizo detener e interrogar tras un robo en el palacio donde convivían. Católico y conservador (era senador vitalicio desde 1994 por el partido de Silvio Berlusconi, Forza Italia), Zeffirelli era homosexual y detestaba la palabra gay (“una manera estúpida de llamar a los homosexuales, como si fuesen payasitos inocuos y divertidos”, dijo en su autobiografía de 2003). (Fuente: El País)