ESTADOS UNIDOS, MX.- La maldición de Gerardo Martino como entrenador de Selección terminó y fue gracias a que México levantó el título de la Copa Oro ante Estados Unidos, en un partido en el que volvió a la banca tras estar suspendido en Semifinales, publicó mediotiempo.com.
Desde el día previo a la Final el Tata había advertido que este tipo de partidos no los puede disfrutar por la tensión. Y efectivamente así lo sufrió. Después de 90 minutos lleno de nervios, el argentino celebró con enorme efusividad junto a su cuerpo técnico el campeonato con México.
Tras ese momento, lo primero que hizo fue agradecer a los jugadores de Estados Unidos para continuar la celebración con sus jugadores en la cancha del Soldier Field.
“Tenía muchas finales y muchas derrotas, esta rompe un poco esa racha, lo más importante es el camino que estamos trazando en seis meses de trabajo; hay que festejar y después empezar a organizar el segundo semestre del año”, dijo.
Martino fue campeón el año pasado con el Atlanta United en la MLS, pero en Selecciones acumulaba tres finales de Copa América perdidas, una con Paraguay dos con Argentina.
Ahora, cada berrinche, mirada al cielo y trago amargo durante el partido tuvieron su recompensa en cuanto el silbante pitó el final y es que por fin una selección dirigida por él pudo ganar un campeonato.
Cuando empezó el partido, el argentino salió a la cancha con mirada nerviosa, pisó la cancha con el pie derecho como lo hace cada que entra y se persignó besando la medallita que le regaló su madre fallecida en 2013, esa que le da suerte en los momentos álgidos.
El Tata tomó agua cada que el Tri tensó el juego. Dicen que el agua es vida y quizás eso le ayudaba a recobrarla cuando veía que el balón se acercaba al arco de Memo Ochoa, más aun cuando era por culpa de un error defensivo.
Pero el gol de Jonathan fue una explosión de sentimientos para el estratega, quien lo celebró en todo lo alto y luego corrió a los brazos de su cuerpo técnico, alejados de los jugadores como si esa fuera otra de las cábalas para conseguir los milagros, pues así fue en todo el torneo.
El final del partido será el momento más inolvidable para el Tata, pues otra vez recibió el abrazo de todo su cuerpo técnico, que lo rodeó por completo como en señal de cobijo, si bien luego abrazó a cada uno de sus jugadores, agradeciéndoles el esfuerzo. (Fuente: mediotiempo.com)