SINALOA, MX.- Un aire de resignación recorre Sinaloa, cuna del legendario capo mexicano, Joaquín “El Chapo” Guzmán, ante la sentencia de cadena perpetua que recibió en Estados Unidos. En esta árida región aseguran con una tímida sonrisa que ni la violencia ni el tráfico de drogas disminuirán, publicó ejecentral.com.mx.
En el imaginario popular de Sinaloa, un cártel que surgió en la década de 1980 y que lleva el nombre de ese estado del noroeste mexicano, todavía gravita la figura de “El Chapo” y su exsocio Ismael “El Mayo” Zambada, aún prófugo.
Pese a los escalofriantes testimonios expuestos durante el histórico juicio y la sentencia de por vida, más 30 años adicionales, impuesta este miércoles por un juez en Nueva York, algunos en Sinaloa siguen creyendo que “El Chapo” hizo construir escuelas, iglesias, caminos y que en suma fue un benefactor. Incluso le restan responsabilidad en asesinatos y secuestros.
“Yo pienso que no (fue justo). También fue una buena persona, que ayudó a personas necesitadas», dijo Lupita Ramos, una ama de casa de 46 años, tras conocer la noticia. La mujer habla frente al altar del mítico Jesús Malverde, conocido coloquialmente como “El Santo de los Narcos”, un lugar saturado de fotografías y notas de agradecimientos, en el centro de la capital estatal, Culiacán.
Al lado de un busto de Malverde, quien según la leyenda era un bandido que robaba a los ricos para dar a los pobres al estilo de Robin Hood, una mujer limpiaba el martes una estatuilla de yeso de Guzmán: la cara en alto, un rifle AK47 en rieste, vestido con camisa rosa y pantalones azules.
Para el ferrocarrilero Juan Antonio Orozco, de 39 años, el tráfico de drogas no va a terminar con el perpetuo encarcelamiento de Guzmán. “Veo difícil que se termine… cae uno y sale otro, son cosas de nunca acabar”, dice mientras aguarda afuera de la capilla.
“Se veía”, que esa sería la sentencia, “por todo el tráfico que ha habido, y las muertes y todo eso y era de esperarse que Estados Unidos” quería ese fallo, dice cabizbajo, pero luego levanta un poco la voz para decir que en Culiacán “lo respetan porque ayuda a la gente”.
Tumbas con aire acondicionado
Pero a pesar de las supuestas obras públicas en Sinaloa impulsadas por el capo, quien según la justicia estadounidense debería tener por lo menos unos 12,000 millones de dólares en sus arcas, la brecha de desigualdad es impactante.
Cerca de caseríos hechos con tablas de madera, se encuentra el cementerio Jardines de Humaya donde muchos narcotraficantes están enterrados. Es famoso por sus mausoleos extravagantes que llegan a tener hasta tres pisos, aire acondicionado y hasta puertas de vidrio blindado.
Ahí una fachada de piedra beige decora el sepulcro de Ernesto Guzmán, uno de los hermanos de “El Chapo”, cuyo interior está repleto de globos y flores. Dos pequeños autos de piedra adornan las esquinas de las cornisas.
Según Miguel Ángel Vega, periodista del diario semanal local Ríodoce, con la captura y extradición del narcotraficante que protagonizó dos espectaculares fugas de cárceles mexicanas, la violencia y el tráfico de drogas “no se acabó” y su muy probable sentencia de cadena perpetua no cambiará eso.
Hay “20 Chapos”
“El cartel de Sinaloa no es ‘El Chapo’, el cartel de Sinaloa no es ‘El Mayo’, el cartel de Sinaloa es un grupo de por lo menos 20 líderes”, asesta Vega, experto en narcotráfico.
“En Culiacán existen 20 Chapos, y hay uno que está allá ─preso en Estados Unidos─, pero es como la cereza en el pastel, como el que está allá es el que se infló o el que se dijo en los medios de comunicación que es el responsable de todo esto, que es el responsable de que los jóvenes en Estados Unidos consuman drogas”, su proceso ha sido el más explotado mediáticamente, dice.
Joaquín “El Chapo” Guzmán se forjó una leyenda alimentada por “narcocorridos” que relatan sus hazañas, y riquezas reseñadas en la revista Forbes, que en 2011 lo incluyó en su lista de las mayores fortunas del mundo, con más de 11,000 millones de dólares.
Dos años después, la Comisión Anticrimen de Chicago lo nombró enemigo público número uno de la ciudad y lo comparó con Al Capone, mientras que se convirtió en el narcotraficante más buscado por la DEA.
Y el mito sigue creciendo. En la víspera de la audiencia de sentencia, al lado de la catedral, un hombre que calzaba unos huaraches (sandalias) con pies callosos y quemados por el sol, aseguró que el hombre que fue extraditado en enero de 2017 a Estados Unidos no es “El Chapo”.
“Tiene mucho dinero, puede hacer lo que sea, incluso puede comprar uno o dos dobles… El que tienen allá no es, él verdadero Joaquín Guzmán debe andar paseando ahorita por aquí”, dice sonriente el campesino antes de alejarse sin dar su nombre. (Fuente: ejecentral.com.mx)