YUCATÁN, MX.- Personal de la Secretaría de Bienestar se queja de que prevalece “un caos administrativo” en dicha dependencia, que da pie a deficiencias y mal servicio a los usuarios de programas sociales del gobierno federal, publicó Diario de Yucatán.
De acuerdo con un grupo de “servidores de la nación” en Mérida, en la dependencia prevalecen el nepotismo, malos tratos, privilegios para un grupo y hostigamiento a quienes ‘estén identificados’ —aunque sea simple especulación— con Joaquín Díaz Mena, delegado de Programas Integrales de Desarrollo del gobierno federal.
Los quejosos responsabilizan de los malos tratos y el desorden administrativo a la subdelegada en Mérida, Lyndia Quiroz Zavala (expresidenta del Comité Municipal de Morena en la capital yucateca)
La situación, dicen los inconformes, ha llegado a tal grado que hace un tiempo ocurrió un robo de claves de algunos “servidores de la nación” que permitió cobrar fraudulentamente varias órdenes de pago de uno de los programas.
Lista de presuntas irregularidades…
- La subdelegada en Mérida es Lyndia Quiroz, pero quien realmente manda en la delegación es su esposo, José Luis Solís.
- Claudia Sosa Pérez, amiga de Lyndia, es oficialmente “servidora de la nación”, pero se desempeña como asistente en la oficina y logró que se contrate también a sus hermanas Isela y Mariana.
- Se supone que las hermanas Sosa Pérez son parte del equipo de “servidores de la nación”, pero no desempeñan tal trabajo. Cuando lo hacen van en grupo, a diferencia de los demás “servidores”, y tienen privilegios tales como viáticos y vales de gasolina.
- Diego Raúl Quiroz Zavala, hermano de Lyndia, está también en la nómina de la dependencia, en el área de ayudantía y de servicio al público.
Los “servidores de la nación” reciben un sueldo de 9 mil 200 al mes. De allí tienen que sufragar sus gastos de alimentos y transporte. Su función es censar a beneficiarios de los programas sociales y dar seguimiento a la atención de esas personas. Se encargan de avisarles de los días y lugares de pago y de firmar, con sus claves, las órdenes de pago.
Es común que de última hora se avise de cambios en días y lugares de pagos. Si un “servidor” ya notificó a los beneficiarios tiene que hacer una nueva ronda. Tampoco es raro que les proporcionen listas de personas por ubicar en las que sólo hay nombres, sin dirección ni teléfono, lo cual complica la localización. Consideran que esto se debe a la falta de orden administrativo.
Los directivos ya no hacen asambleas para los “servidores” porque saben que hay descontento que se externa en esas reuniones. Por eso únicamente convocan a juntas de coordinadores.
En caso de giras presidenciales o de algún alto funcionario del gobierno federal se prohíbe a esos empleados que se acerquen al Presidente u otro visitante, ni siquiera para tomarse la foto. Esto queda reservado para el grupo que dirigen los esposos Solís-Quiroz, entre los cuales hay personas que ni siquiera participaron en la campaña electoral.
Si alguien está identificado con Joaquín Díaz, o los funcionarios creen que lo está, ya se metió en problemas, porque es víctima de hostigamiento. Esto refleja el rechazo de la mayor parte de los militantes de Morena a todo lo relacionado con el delegado.
Estos problemas repercuten en una mala atención a los beneficiarios de los programas y ponen en entredicho los esfuerzos del gobierno federal. Además de esa situación se tienen que enfrentar a los malos tratos de Lyndia Quiroz.
Los “servidores” tienen cuotas de trabajo por cumplir y muchas veces hay problemas para cubrirlas ante los cambios, aun trabajando sábados y domingos. Cuando esto sucede los sancionan con un mes de “voluntarios”, es decir, tienen que trabajar un mes sin cobrar, aunque siempre firman las hojas de la nómina. Se preguntan si esto no da pie a malos manejos. (Fuente: Diario de Yucatán)