Por Rafael Briceño

CHETUMAL, MX.- El director del Instituto de Antropología e Historia (INAH) en Quintana Roo, Margarito Molina Rendón manifestó que la construcción del Tren Maya podría generar fenómenos sociales y culturales entre habitantes de las comunidades de manera similar a los ocurridos con la creación de Cancún y su modelo económico basado en el turismo masivo, de no cuidarse el patrimonio biocultural.

Reconoció que ese modelo de turismo propició un gran impacto en la sociedad regional y en su cultura porque “más allá de la generación de trabajo asalariado y de la derrama económica, el turismo no ha sido medido con precisión en la transformación de la sociedad peninsular, la cual se movilizó en un 65 por ciento con la creación de Cancún”.

Manifestó que con la instalación de las ocho estaciones ferroviarias “se configura algo similar a lo que significó Cancún en sus orígenes, aunque a una escala menor” y ya se advierte que este fenómeno no tendrá los mismos efectos en estaciones como Tulum o Felipe Carrillo Puerto, donde las personas migran a donde existen mayores posibilidades de trabajo, pero en general obligará a nuevos ordenamientos territoriales.

Molina Rendón dijo que la población maya será la que merezca toda la atención del INAH en este proyecto del tren, ya que tendrá un impacto sobre el territorio de un millón 784 mil 238 indígenas, de los cuales un millón 500 mil 441 son maya hablantes peninsulares y 287 mil 797 son choles. En Quintana Roo, el territorio biocultural maya que recibirá el paso del tren está representado por 27 ejidos y 6 mil 134 comunidades.

Anticipó que el INAH e investigadores de otras instituciones pretende realizar un mapa de riesgos que implicaría la ejecución del proyecto del tren, “pues si diagnosticamos, prevemos y atendemos; el tren será uno más de los proyectos nacionales que desde hace 80 años el INAH ha acompañado”.

El director del INAH en Quintana Roo consideró que este este territorio biocultural de los pueblos mayas debe ser un referente necesario para comprender el desarrollo de la cultura, los recursos naturales y el bienestar de las comunidades. “Es decir, para desarrollar el concepto de patrimonio biocultural de los pueblos indígenas es imprescindible clarificar la dimensión de la territorialidad de los pueblos indígenas en un espacio determinado, pues no es lo mismo el sur de Campeche con migrantes choles y la escasez de agua, que el norte de Yucatán con una experiencia histórica y económica que marcó la hacienda, el henequén y su comportamiento migratorio a Cancún”

En materia de patrimonio arqueológico, explicó que de manera tentativa y por el trazo, hasta ahora conocido, el Tren Maya correría en forma paralela a cuatro zonas arqueológicas y con un área de influencia indirecta a otras seis, aunque podría aparecer un número aún desconocido de vestigios arqueológicos que van desde albarradas, adoratorios, plataformas o algún templo, una vez que las empresas que realizan los trabajos de ingeniería básica presenten sus resultados.

Explicó que, según datos de investigadores del INAH Quintana Roo, entre Tulum y Puerto Morelos hay 37 sitios que pueden tener algunos de los elementos arquitectónicos mencionados y también existe la certeza de que en la ruta Cobá-Tulum, el sistema puede arrojar datos sobre monumentos arqueológicos no registrados.

Por el trazo hasta ahora conocido, el tren correrá paralelo a las zonas arqueológicas de Cobá, Xel-ha, Tulum y Muyil, dos de ellas son las que mayor número de visitantes tienen en Quintana Roo, y el área de influencia indirecta del tren llegaría a seis zonas arqueológicas más, dos de ellas no abiertas al público: Chacchoben, Oxtankah, Kohunlich, Dzibanché-Kinichna, Chakanbakan e Ichkabal.

Enfatizó que el INAH cuidará el patrimonio arqueológico con un equipo de profesionales y hará las recomendaciones necesarias para que el trazo definitivo del tren no afecte importantes vestigios arqueológicos, “con un trabajo de prospección, de rescate y, de ser necesario, de salvamento arqueológico”. (Noticaribe)

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