Los precios del crudo se dispararon más del 19 por ciento después de que un ataque con drones en una instalación petrolera de Arabia Saudita frenó aproximadamente el 5 por ciento de los suministros mundiales.
Los precios de Brent subieron hasta 11.73 dólares, para llegar a 71.95 dólares por barril en las primeras operaciones en Singapur. El productor estatal de energía Saudi Aramco perdió alrededor de 5.7 millones de barriles por día de producción el sábado después de que 10 drones atacaron la instalación de procesamiento de crudo más grande del mundo en Abqaiq y el segundo campo petrolero más grande del reino en Khurais.
Para los mercados petroleros, es la peor interrupción repentina de la historia, superando incluso la pérdida de suministro de petróleo kuwaití e iraquí en agosto de 1990, cuando Saddam Hussein invadió a su vecino. También excede la pérdida de producción de petróleo iraní en 1979 durante la Revolución Islámica, según datos del Departamento de Energía de Estados Unidos.
“La economía global no puede permitirse el aumento de los precios del petróleo en un momento de desaceleración económica”, dijo Ole Hansen, jefe de estrategia de productos básicos de Saxo Bank A/S en Copenhague, por correo electrónico.
Arabia Saudita puede reiniciar un volumen significativo de la producción de petróleo detenida en cuestión de días, pero necesita semanas para restaurar la capacidad de producción total, dijeron personas familiarizadas con el asunto.
El reino, o sus clientes, pueden usar reservas para mantener el flujo de suministros de petróleo a corto plazo. Aramco podría considerar declararse incapaz de cumplir con los contratos de algunos envíos internacionales si la reanudación de la capacidad total en Abqaiq lleva semanas.
El sábado, la producción de petróleo de Arabia Saudita fue recortada a la mitad después de que este sábado una serie de ataques con drones explosivos golpeó el ‘corazón’ de la industria petrolera del reino e incendió la planta de procesamiento de crudo más grande del mundo.
Rebeldes hutíes en Yemen, que son apoyados por Irán y ya habían lanzado algunos ataques a blancos saudíes, se adjudicaron los ataques. Ante esto, Mike Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos, señaló, en su cuenta de Twitter, que no hay evidencia de que los ataques provinieron de Yemen.
La petrolera Saudi Aramco tuvo que reducir su producción en aproximadamente cinco millones de barriles al día como medida de precaución después del ataque a su planta en Abqaiq, según el testimonio de una persona enterada del asunto. (Fuente: El Financiero)