Suele ocurrir que cuando ocurre una tragedia, como el homicidio de José Antonio Archi Yamá, comandante del Mando Único de la Policía Estatal Preventiva en el municipio de Solidaridad (Playa del Carmen), se desata una ‘guerra de lodo’. Unos culpan a los otros y viceversa. Lo que se trata es de politizar, e incluso, ‘partidizar’ una desgracia.

Lo cierto es que hay por lo menos tres elementos en el combate a la inseguridad en Quintana Roo, que poco se abordan toda vez que de lo que se trata es tirar bolas de lodo contra el adversario para obtener raja política.

El primer elementos es que  la violencia es un problema nacional, el cual es la herencia principal del entonces secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, que desapreció la Secretaría de Seguridad Pública, cuyas funciones fueron ‘concentradas’ en  esa dependencia, lo cual derivó en el caos en gran parte del País, y Quintana Roo no fue la excepción.

Como segundo elemento destacaría la herencia de Roberto Borge y la tardanza del actual gobierno estatal en aplicar un nuevo modelo para el combate e de la inseguridad.

La implementación del Mando Único se politizó de inmediato, sobre en todo el municipio de Solidaridad, al tiempo que este modelo no ha sido la panacea, que muchos esperaban.

Y finalmente, la ‘Guardia Nacional’, ofrecida como la fórmula mágica del presidente Andrés Manuel Lopez Obrador para disminuir la violencia en todo el País, no llega a Quintana Roo.

Pero, en medio de la tragedia, la mejor ‘solución’ ha sido apuntar y disparar lodo contra el adversario.

Si no funcionó el ‘Mando Único’ entonces que  la ‘Guardia Nacional’ ya llegue a Quintana Roo.

 

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