CHETUMAL, MX.- Los humedales que rodean a Chetumal se encuentran en peligro, no solo por la contaminación antropogénica, sino también por las especies invasoras, que llegan por diferentes vías y no hay autoridad medioambiental que la combata.
Al menos, así se observa en los cuerpos de agua de Chetumal que están rodeado por las colonias “Lagunitas”, “Nuevo Progreso” y “Mártires Antorchistas”, en donde habitan más de mil 200 familias. Son más de 150 hectáreas que componen esta zona que cuenta con una laguna partida en dos por un puente, recientemente remodelado, que sirve de acceso a los asentamientos humanos.
Ahí desde el año pasado la situación es dramática para el medio ambiente, pues la laguna está invadida por una planta marina conocida como “lechuga acuática” o “repollo de agua”, pero que su nombre científico es ‘Pistra Stratiotes’.
Uno de los habitantes, de nombre Roberto Uscanga Pech explicó que él llegaba a pescar a la sabana, casi todos los fines de semana, pero que desde el 2018 empezó a ver esta “lechuga del agua” y nadie le tomó importancia, al principio.
“Cuando intentaron retirarla, con 4 millones de pesos del erario, además de devorar el dinero público, esta especie se expandió: de tener bajo su dominio seis hectáreas, hoy ya domina más de 14. Aunque especies animales, plantas y microorganismos han desaparecido como consecuencia de ello, finalmente le dejaron el camino libre”, y la planta se apoderó de la laguna.
De un lado del puente se observa una aguada que ha reducido su nivel, del otro lado, casi está completamente seco y solo se ve un poco de lodo. De acuerdo a instituciones de investigación como El Colegio de la Frontera Sur, es invasora y ajena a la región.
Los pobladores de las colonias aledañas dicen que la Procuraduría de Protección al Ambiente (PPA), la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente (SEMA), la Dirección de Ecología Municipal, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y hasta la Secretaría de Marina, intentaron retirarla con maquinaria y personal, pero fue imposible.
Se estima que por cada cinco hectáreas se tiene un volumen de mil 900 toneladas de la planta; en 2018 se lograron retirar 40 toneladas, pero como se dejó de hacer, ahora la “mancha verde” cubre la mayoría del cuerpo de agua.
Afectación a flora y fauna
Uno de los transeúntes comenta que antes de la aparición de la lechuga acuática se podían observar cocodrilos, peces, pequeños mamíferos, aves y hasta crustáceos. Ahora, de acuerdo a vecinos que viven en las orillas, ya se percibe un mal olor. Solo se ven algunas especies que no estaban en el paisaje como los pijijes, que se alimentan de los insectos atrapados en la lechuga.
La alfombra que ha formado la planta acuática impide el proceso de la fotosíntesis, fundamental para el ciclo de vida en los ecosistemas. Al impedirse este proceso, la afectación es directa a la biodiversidad.
La zona ubicada al noroeste de la ciudad, que incluso fue contemplada por la pasada administración municipal de Othón P. Blanco para un desarrollo ecoturístico, desaparece poco a poco debajo de esta planta invasora.
Esta planta flota en la superficie del agua y sus raíces cuelgan sumergidas. Sus hojas llegan a medir cerca de 15 centímetros y es considerada nociva para los ecosistemas. (Agencia SIM)